Encuentran un tesoro de flechas de 6.000 años de antigüedad en hielo derretido por el calentamiento global
El hallazgo fue realizado en la ladera de una montaña en Noruega, donde también se recuperaron zapatos, textiles y huesos de reno.
Un equipo de científicos ha descubierto un tesoro de artefactos antiguos en un manchón de hielo en Noruega que el cambio climático ha dejado al descubierto, según un artículo publicado en el portal Secrets Of The Ice por uno de los autores del hallazgo.
En la ladera de una montaña del macizo de Jotunheimen, en el sur del país escandinavo, los arqueólogos encontraron un total de 68 flechas, algunas con puntas de flecha todavía unidas, además de zapatos, textiles y huesos de reno.
El hallazgo supone una cifra récord de piezas parciales y completas encontradas en un yacimiento congelado. Según la datación por radiocarbono, las flechas más antiguas datan de alrededor del 4100 a. C. y la más reciente, del 1300 d. C.
We have a new scientific paper out today in The Holocene on our secret arrow site in the Jotunheimen Mountains. Fieldwork is done now and a record-breaking number of arrows have been recovered, dating from the end of the Mesolithic to the Early Medieval Period. pic.twitter.com/7JtGkX0cTU
— Secrets Of The Ice (@brearkeologi) November 25, 2020
«Una máquina del tiempo»
Los manchones son depósitos fijos de nieve y hielo que proporcionan información sobre las prácticas de caza pasadas y la extensión del hielo en diferentes periodos de tiempo. «La idea era que el hielo es como una máquina del tiempo. Todo lo que aterriza en él permanece allí y está protegido», explica Lars Pilø, coautor del estudio, que fue publicado en la revista The Holocene.
Sin embargo, un análisis más detenido de las flechas reveló que el hielo se derritió y se volvió a congelar varias veces a lo largo de los milenios, desplazando las flechas desde sus ubicaciones originales. Además, eso provocó que los objetos más antiguos no se conservaran tan bien como los más ‘nuevos’.
Las flechas neolíticas estaban rotas y desgastadas, lo que sugiere que estuvieron expuestas a elementos como el sol, el agua y el viento en varias ocasiones, mientras que las flechas del siglo XIV «parecían haber sido disparadas ayer», comentó Pilø.