Ni ‘hombres afeminados’ ni BTS ni tatuajes: China restringe la industria cultural
Varones con aros no pueden estar en la tele y se cancelaron shows de bandas coreanas.
La circular publicada por el Departamento de Publicidad del Partido Comunista Chino, por supuesto, no habla de limpieza de las industrias culturales y mucho menos de prohibir varones afeminados.
Lo que se pide es una mayor responsabilidad social por parte de los inversores sobre ciertas problemáticas de la industria del entretenimiento y una mayor vigilancia sobre los contenidos.
Por ejemplo, no incentivar comportamientos nocivos e ilegales por parte de los fans en la adoración de sus artistas favoritos, es decir recaudación de fondos para homenajes.
Además se prohíbe la participación a menores de edad en reality shows donde se fabrican ídolos pop. Se piden medidas concretas contra la adicción a los videojuegos. Se llama la atención sobre los altos salarios y la evasión de impuestos por parte de las celebridades.
«Limpian» internet
La primera repercusión es que varios artistas desaparecieran de los motores de búsquedas chinos como si nunca hubieran existido, similar al caso de Zaho Wei, actriz y directora china de las mejores pagas en la industria, cuya novela My Fair Princess (1999) seguía en repetición: su presencia online fue eliminada como si nunca hubiese existido.
La segunda es que las plataformas sociales dieron de baja cuentas que no se ajustaban con la nueva normativa y promovía el “irracional” apoyo a sus ídolos. Específicamente eliminaron cuentas que recaudaban fondos para comprar regalos y agasajar a sus celebridades favoritas: juntaban miles de dólares en un par de minutos.
Como es la situación de un club de fans de BTS que para celebrar a su ídolo había personalizado un avión de una aerolínea comercial durante tres meses con la cara de Park Ji-min.
Mientras que las redes sociales y plataformas de video chinas como Weibo y Tencent han respondido activamente al pedido del gobierno. Por su parte los fans han preventivamente cambiado los nombres y curado el contenido de sus cuentas en Weibo para escapar de la censura.
La imagen de una China híper moderna, con gran desarrollo económico y tecnológico en la superficie no concuerda con la del país donde ocurrieron las protestas de Tiananmen en 1989, mucho menos la Revolución Cultural de Mao.
Pero según Frank Dikötter, historiador con base en Hong Kong es justamente el legado de la Revolución Cultural lo que explica el modo de operar del PCC, un miedo profundo a la democracia que identifica con el caos de esa época.
No da créditos por la apertura económica, más bien explica cómo el gobierno se acopló a una revolución silenciosa de abajo hacia arriba conquistando las mínimas libertades económicas. Pero sin dejar lugar a la posibilidad que le disputen el monopolio de la opinión.
Porque en definitiva esa es la cuestión si la actual intervención de la industria cultural en China representa una continuidad o ruptura para la sociedad china.
La reinvención del PPC
Según Eric X. Li, politólogo chino con base en Shanghái, lo que prevalece es el cambio generado por la autocrítica. Y lo que estaría sucediendo es la tercera reinvención del Partido Comunista Chino.
La primera reinvención sucedió en 1949 cuando el PCC se transformó de fuerza revolucionaria beligerante a institución gobernante; la segunda reinvención en 1979, cuando se sustituyó la economía planificada por reformas de libre mercado. La actual etapa cierra un periodo histórico de 40 años donde se buscó el desarrollo económico a cualquier costo y se logró exitosamente.
Pero también dejó nuevos problemas los cuales el PCC intenta corregir: corrupción, inequidad social y daño medio ambiental. La actual reinvención del partido apuesta por el desarrollo sostenible en búsqueda de la equidad y la prosperidad común. Las nuevas restricciones se enmarcan en esta línea, plantea la necesidad de regular el mercado y contener al capital.
Eric X. Li también reconoce que en estos momentos hay una mayor necesidad de centralización que en otros períodos históricos mientras que la democracia liberal representa el caos.
Por lo contrario propone que la democracia debería ser medida por sus resultados no por sus procesos, es decir, por el nivel de la satisfacción del pueblo con su gobierno, los niveles de optimismo hacia al futuro y la presencia de una sociedad cohesiva.
En su análisis la corriente reinvención del partido ha ganado los corazones de la juventud China. La realidad es que la juventud china se une masivamente a las filas del PCC principalmente para avanzar en sus carreras profesionales.
Un caso paradigmático es Lay Zhang miembro de la banda surcoreana EXO y embajador de la Liga de la Juventud Cumunista China desde el 2016. Declaró ser «uno de los 1.400 millones de guardianes de la bandera china» en su cuenta de Weibo.
Desde entonces su influencia no ha parado de ascender como atestigua su avance en el ranking de celebridades llegando al sexto de Forbes China 2021 por su valor comercial. Si el patriotismo es bueno para los negocios es porque resuena en las personas formando parte de un proceso genuino.
También es cierto que hay una vigilancia sobre la estética para que represente valores socialistas y que se diferencie de los ídolos surcoreanos y lo estadounidense. No es clara la correlación entre que un varón use aros en sus orejas o tatuajes y el amor por su país pero desde el 2016 se puede ver como los jugadores de fútbol deben cubrir sus tatuajes con vendas o parches.
En el mismo tono, durante el 2020 cerraron clubes gays porque aparecieron fotos en la prensa de varones con el torso desnudo en la ciudad de Chengdu, conocida por ser el lugar donde la comunidad LGTB++ vive abiertamente, alejada del centro político. La homosexualidad dejó de ser ilegal en 1997 aunque estas parejas no se pueden casar o tener hijos.
Hay una relación entre los millones de dólares que la industria cultural produce y la necesidad de mantener una estrategia alineada con la llamada «prosperidad común». Por eso la mención a las ganancias y negocios de las celebridades en la última circular del gobierno chino.
El dinero destinado a lo que se llama «celebrity chasing» representa 17 dólares por mes para el 53 por ciento de los jóvenes, e incluso un 3 por ciento pide préstamos para apoyar a sus ídolos.
Imagen positiva
El culto a estos ídolos puede ser enfermizo y la adoración ha llevado actos irracionales que dañan a los artistas o a los mismos fans. Esto sucede en todas partes del mundo, pero en este caso ocurre con dimensiones chinas. Las medidas para controlarlo por parte del gobierno chino son por lo menos controversiales.
Pero por más extraño que parezca el gobierno chino tiene la legitimidad social para llevarlo a cabo. Sea porque los chinos juzgan a sus gobernantes a partir de los resultados como piensa Eric Li; o sea porque es una población estrictamente regimentada como opina Frank Dikötter.
Los niveles de satisfacción y actitud positiva hacia el gobierno por parte de los ciudadanos chinos no han dejado de aumentar en las últimas dos décadas. El estudio de opinión pública independiente más grande que se ha realizado en China, publicado en 2020 por el ASH Center de Harvard, demuestra el aumento sostenido en la satisfacción de la población particularmente ligado a su mejora material en la calidad de vida.
El mismo estudio explica que mientras el estado chino pueda mantener esos niveles de crecimiento económico lo más probable es que los altísimos niveles de aceptación se mantengan. Seguramente esta tormenta de regulaciones en nombre de la prosperidad común sea la estrategia para continuar ese camino.