Por primera vez logran detectar el sonido del «unicornio del mar»
Así es el sonido del «unicornio del mar», un enigma detectado por primera vez.
Que fauna marina es inacabable no hay dudas, como tampoco la hay acerca de las permanentes investigaciones que se realizan para saber cada día más sobre todas sus especies. De todas ellas, las relacionadas con las ballenas tienen un magnetismo especial.
Dentro del maravilloso universo de esa familia de cetáceos, hay un integrante del que poco se sabe. Es la ballena narval, popularmente conocida como «unicornios del mar».
Hace unos años de ellos se supo que usaban su emblemático colmillo gigante para cazar peces y luego succionarlos. También hace salió a la luz que las hembras tienen menopausia. Lo que un estudio revela ahora es uno de sus mayores enigma: el sonido que emiten, algo que hasta ahora no se conocía.
Apenas hay imágenes de ellos porque no sobreviven en cautiverio, y son tan tímidos y asustadizos que eligen para vivir lugares de muy difícil acceso para el ser humano. Están normalmente en el océano Ártico, pero pasan el verano en las costas del norte de Canadá y Groenlandia, merodeando por fiordos helados, ambientes hostiles para los biólogos marinos, que además ahuyentan a los cetáceos con el ruido de sus lanchas.
Ahora la noticia la dio una pareja investigadores de la Universidad de Hokkaido, quien junto a un grupo de balleneros inuit de Groenlandia han logrado grabar, desde un kayak y lanchas con los motores apagados, los sonidos del narval.
Según el estudio publicado esta semana en Journal of Geophysical Research: Oceans, los investigadores arrojaron micrófonos al agua y reunieron 17 horas de grabaciones a solo 25 metros de los narvales, un trabajo sin precedentes.
El resultado del trabajo es un vídeo que recopila las diversas vocalizaciones de estos tímidos mamíferos, la forma de comunicarse entre sí, los chasquidos que realizan para encontrar comida mediante ecolocalización y los zumbidos que hacen cuando la comida está cerca.
Al igual que los delfines, los narvales aumentan la frecuencia de sus chasquidos a medida que se acercan a sus presas, por lo que la consecutividad y rapidez de los sonidos tipo “clics” terminan convirtiéndose en los característicos chirridos.