Talamanca le revela al mundo una nueva especie de rana
Un trabajador de turismo interesado en los anfibios, observó una rana que no había visto antes mientras caminaba por el Cerro Plátano.
Pasaron cuatro años desde que un grupo de científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) recibió la información de Stanley Salazar Núñez, un trabajador del sector turismo interesado en los anfibios, quien mientras caminaba por el bosque del cerro Plátano, en la cordillera de Talamanca, observó una rana que no había visto antes.
Su conocimiento empírico lo hizo sospechar de que se trataba de un nuevo espécimen.
El 23 de mayo pasado la revista Zootaxa, especializada en taxonomía y zoología, publicó el artículo en el que se anunciaba el descubrimiento de una nueva especie de rana del género Diasporus, la misma que Salazar encontró.
Este documento fue escrito por los investigadores de la Escuela de Biología de la UCR Erick Arias Piedra, Gerardo Chaves Cordero, José Andrés Salazar Zúñiga y Adrián García Rodríguez; Stanley Salazar Núñez figura como coautor.
La especie fue bautizada con el nombre científico Diasporus amirae, en honor a la hija de Salazar, Amira Salazar Vásquez.
En Costa Rica, existen otras cinco especies de anfibios de dicho género. Estas ranas son conocidas popularmente como “campanita”, ya que se caracterizan por su particular forma de croar, semejante al sonido de una campana.
Los individuos de la especie D. amirae miden entre medio centímetro y dos centímetros, son de color café oscuro y su vientre es gris azulado. Se diferencian de otras variantes del género porque son más robustas y las otras, más estilizadas.
Una búsqueda difícil
Dentro de las mayores complicaciones que los investigadores tuvieron para identificar a la nueva especie, el clima de la zona fue quizás el principal obstáculo para encontrar a los anfibios, ya que en Talamanca llueve mucho durante gran parte del año.
“Cuando llueve muy fuerte, muchos animales se callan, entonces hay que esperar bastante tiempo para poderla encontrar. Puede topar uno con la mala suerte de ir por dos días, que llueva día y noche, y quedarse sin hacer nada”, expresó Chaves.
Otra dificultad que se presentó en la localización de individuos fue que el canto de las D. amirae es distinto al de las otras ranas de su género. Este canto, en lugar de ser constante, suena una sola vez cada cinco o diez minutos.
Pese a todos sus esfuerzos, los especialistas lograron encontrar únicamente diez individuos machos, todos ellos en el cerro Plátano, y a una altura aproximada de 1000 metros sobre el nivel del mar.
Fuente: UCR