Rebeca Castillo: la orientadora que dejó una huella en 200 estudiantes y fue asesinada por su esposo
Se encargaba del noveno grado, trabajando de manera meticulosa en cada caso que llegaba a sus manos.
La trágica noticia del femicidio de Rebeca Castillo, una orientadora escolar de 31 años, ha conmovido profundamente a la comunidad de El Tejar de Cartago. Rebeca, quien trabajaba en el Liceo Elías Leiva, era una figura muy querida y respetada por sus compañeros y estudiantes, y será recordada por su dedicación y dulzura.
Una orientadora comprometida con su vocación
Rebeca no era solo una orientadora, era una figura central para cerca de 200 estudiantes a quienes acompañaba con sensibilidad y cercanía. Según Alejandra Araya, directora del colegio, la joven era extremadamente comprometida con su labor. Se encargaba del noveno grado, trabajando de manera meticulosa en cada caso que llegaba a sus manos. “Era muy organizada, siempre pendiente de las necesidades de sus estudiantes, y lo hacía con una ternura y dedicación que la hacían muy especial”, relató Araya.
Su relación con los alumnos iba más allá del aula; Rebeca era una persona en quien ellos confiaban, a quien acudían no solo por orientación académica, sino también personal. “A pesar de su juventud, Rebe era muy disciplinada, estricta cuando debía serlo, pero siempre cercana y dispuesta a escuchar. Era una persona que irradiaba dulzura”, añadió la directora.
Un trágico desenlace
La vida de Rebeca fue cruelmente arrebatada el pasado viernes, víctima de un brutal ataque con arma blanca, presuntamente a manos de su esposo, de apellido Johnson. Los familiares de Rebeca también informaron que su madre, Flory Hernández, fue gravemente herida en el ataque y fue trasladada de emergencia al Hospital Dr. Maximiliano Peralta Jiménez en Cartago.
El esposo de Rebeca se entregó a las autoridades poco después del incidente y confesó haber cometido el crimen “por celos”, según informó Freddy Guillén, director regional de la Fuerza Pública.
Un legado de amor y vocación
A pesar de su partida, Rebeca deja un legado de cariño y dedicación. “Ella vivía para sus hijos y su familia, era muy expresiva con el amor que les tenía”, compartió la directora del colegio, quien añadió que no pasaba un día sin que Rebeca visitara su oficina para hablar de algún caso.
Su trágico final ha dejado una huella imborrable en su comunidad, pero también un recordatorio de la importancia de la lucha contra la violencia de género, que sigue arrebatando vidas.