Impactante revelación: OIJ documenta por primera vez en Costa Rica el uso de niños de 10 años en banda criminal
En un hecho sin precedentes, el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Randall Zúñiga, sorprendió al país al anunciar que por primera vez se ha documentado que una banda criminal ha utilizado a niños de tan solo 10 años para la venta de drogas en búnkers.
Este alarmante descubrimiento fue revelado en el marco de una serie de allanamientos realizados como parte del operativo “Valle”, que busca desmantelar una peligrosa organización criminal vinculada a múltiples delitos en diversas localidades, incluidas Bananito, Cieneguita, Guácimo, y otros puntos del país. Entre los delitos relacionados con esta banda se encuentran 11 homicidios, intentos de asesinato, venta de drogas, robo de vehículos, tráfico nacional de estupefacientes, y posesión de armas de fuego.
Involucrando a Menores en el Crimen
Zúñiga destacó que es la primera vez que el OIJ documenta el uso de menores de tan corta edad, específicamente de 10 años, en actividades delictivas de este tipo. Aunque en el pasado se habían detectado casos en los que jóvenes de 13 o 14 años eran utilizados en redes criminales, nunca se había registrado el involucramiento de niños tan pequeños.
“Es un hecho alarmante y que marca un precedente en la investigación criminal del país,” añadió Zúñiga, quien también subrayó la gravedad de la situación al respecto de la vulnerabilidad de estos menores.
Amplio Operativo Policial
El operativo involucró más de 30 allanamientos simultáneos en diferentes regiones del país, incluyendo el Centro Penal de Limón. Hasta el momento, se espera la captura de 36 personas, entre ellos 30 hombres y 6 mujeres, todos presuntos miembros de la peligrosa banda “Valle”.
Este operativo es una señal clara de la lucha intensificada del OIJ contra las redes criminales y la escalada de violencia que generan en el país, particularmente en el ámbito del tráfico de drogas y homicidios relacionados.
Este histórico caso pone sobre la mesa una profunda preocupación por el impacto que el crimen organizado tiene en las comunidades y, más gravemente, en los menores que terminan siendo parte de estas redes delictivas.