Qué significa que no te gusten los abrazos según la psicología
Los abrazos son uno de los tipos de comunicación no verbal más utilizados para expresar amor y cariño hacia nuestros seres queridos. Este pequeño gesto puede causar una reacción muy poderosa en nuestro bienestar.
Cuando lo recibimos, nuestro cuerpo libera oxitocina, también conocida como la hormona de la felicidad, lo que ayuda a mejorar el estado de ánimo, controla los latidos del corazón e, incluso, nos traslada a un estado de calma y seguridad, que incide directamente sobre nuestra salud emocional.
Sin embargo, muchas personas experimentan rechazo hacia ellos y sienten que su espacio personal está siendo invadido cuando alguien les abraza.
En nuestra sociedad, solemos calificar de personas frías y distantes a aquellas que son poco cariñosas y rechazan los abrazos. Aunque sería un error quedarse con esta conclusión, puesto que la mente y el comportamiento humano son mucho más complejos.
La psicóloga y terapeuta de parejas Yelissa Chabra utiliza sus redes sociales para compartir sus conocimientos algunos de los consejos que les da a los pacientes en sus terapias. En uno de sus vídeos recientes ha explicado la razón por la que a algunas personas no les gusta que les abracen.
Según la psicóloga, desde que nacemos, sentimos la necesidad de ser queridos y recibir gestos de cariño por parte de nuestros padres. “La ausencia de alguno de estos elementos nos puede llevar a experimentar carencia afectiva y consecuentemente, sentimos rechazo a los abrazos”, explica.
Chabra enfatiza que el dar y recibir afecto forma parte de la estabilidad emocional y física tanto de niños, adolescentes y personas de edad avanzada, siendo necesario en todas las etapas de nuestra vida.⠀
Desde que nacemos, sentimos la necesidad de ser queridos y recibir gestos de cariño por parte de nuestros padres
No es la única que respalda esta teoría. La psicóloga Mayela Pérez también relaciona la incomodidad frente a los abrazos con la falta de afecto durante la infancia, aunque también señala que puede haber otros factores que influyen, ya que las preferencias y el apego pueden variar entre las personas de una misma familia.
Pérez explica que otra de las causas que hacen que no nos gusten los abrazos son las situaciones traumáticas o experiencias del pasado en las que hayamos sentido incomodidad. Por ejemplo, relaciones de parejas complicadas, rupturas, acoso escolar, o abusos.
Hay personas con una mayor sensibilidad a los estímulos físicos que pueden sentirse abrumadas con el contacto corporal
Mayela Pérez
“Otra posible causa es que existen personas con una mayor sensibilidad a los estímulos físicos que pueden sentirse abrumadas con el contacto corporal”, cuenta. Es el caso de las personas que tienen trastorno del espectro autista (TEA) o las personas altamente sensibles (PAS).
Además, la psicóloga explica que puede haber una contradicción entre tu mente y tu inconsciente. Por ejemplo, puedes desear sentir cariño, pero al mismo tiempo tengas miedo a sentirte vulnerable o a depender emocionalmente de la otra persona. El estrés, la ansiedad, o pasar por una época emocionalmente complicada también pueden influir en la manera en la que nos sentimos cuando los demás se acercan a nosotros.
Sea cual sea el caso, Mayela recomienda la terapia para desarrollar una relación saludable con el afecto y conseguir relaciones sanas y satisfactorias.
Si conoces a alguien que no le gustan los abrazos, no debes dejar de mostrarle cariño, puesto que hay mil maneras diferentes de comunicarse y expresar el afecto. Por ejemplo, podemos sustituirlos por una sonrisa, palabras bonitas, un tono de voz cálido y una postura corporal agradable.
*Con información de La Vanguardia.