Qué es el ‘slamsex’, la peligrosa práctica sexual que hace furor en las aplicaciones de citas
La combinación de consumo de drogas por vía intravenosa y sesiones de sexo está acarreando un problema de salud pública.
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La combinación de consumo de drogas por vía intravenosa y sesiones de sexo está acarreando un problema de salud pública.
El slamsex: Una práctica sexual en auge y sus implicaciones de salud pública
El slamsex, también conocido como slamming, ha ganado popularidad en redes sociales, especialmente entre comunidades jóvenes, y representa un grave problema de salud pública. Esta modalidad de chemsex combina el uso de drogas recreativas para intensificar las experiencias sexuales, frecuentemente asociándose a fiestas o encuentros donde se busca tanto la euforia como la prolongación de las relaciones sexuales.
El slamsex involucra tres elementos clave:
Varios estudios indican que el slamming puede provocar una intensa euforia, ofreciendo una experiencia placentera desde el punto de vista sexual. Además, facilita la creación de conexiones entre los participantes, prolonga las sesiones de sexo y potencia la autoconfianza. La vía intravenosa se convierte en parte de la experiencia sexual, condicionando las relaciones eróticas y convirtiéndose en un requisito importante al seleccionar parejas sexuales.
Las aplicaciones de citas han adaptado un lenguaje propio para facilitar la búsqueda de encuentros relacionados con esta práctica. Términos como «High and Horny» (HnH), «Tina» (T) y «Party and Play» (PnP) son comunes y ayudan a los usuarios a comunicar su interés por el slamsex.
La atracción hacia esta práctica puede atribuirse a varios factores. Algunos estudios sugieren que el slamsex puede servir como mecanismo de evitación ante experiencias traumáticas, ansiedad y depresión. La euforia provocada por la droga puede desinhibir a los participantes, permitiendo que prácticas que normalmente podrían ser dolorosas, como el fisting, se vuelvan más placenteras.
El acto de preparar los materiales y observar a otros mientras se inyectan también se considera erótico y puede intensificar el deseo de repetir la experiencia.
El slamsex no está exento de riesgos. Además de la posibilidad de intoxicación aguda, la administración intravenosa puede aumentar la transmisión de virus como el VIH y la hepatitis C. La desinhibición que acompaña al consumo de drogas puede llevar a situaciones donde el consentimiento se convierte en un tema problemático, aumentando el riesgo de relaciones sexuales no consensuadas.
La falta de denuncias y la estigmatización asociada a estas prácticas dificultan la atención médica y el apoyo psicológico para quienes lo necesitan.
Para mitigar los efectos negativos del slamsex, es crucial realizar estudios epidemiológicos que aborden enfermedades infecciosas, consumo de drogas y salud mental. Un enfoque multidisciplinario es esencial, junto con la educación y la sensibilización sobre las implicaciones psicológicas de esta práctica.
Además, se deben promover estrategias de prevención, que incluyan el uso de tratamientos profilácticos, analíticas regulares, vacunación y profilaxis para prevenir infecciones como el VIH.
El slamsex, aunque puede ofrecer experiencias placenteras para algunos, conlleva riesgos significativos que afectan la salud física y mental de los involucrados. Es fundamental abordar este fenómeno desde una perspectiva de salud pública, asegurando que se implementen medidas educativas y preventivas adecuadas.