Nuevos tratamientos contra el alzheimer: ¿revolución o ilusión?
Dos nuevos medicamentos que prometen ralentizar la enfermedad de Alzheimer generan controversia en el mundo de la medicina. Algunos piensan que son una oportunidad sin precedentes.
La creciente presión de las familias de pacientes con Alzheimer sobre la aprobación de nuevos tratamientos ha generado un debate intenso entre asociaciones, laboratorios y especialistas en la enfermedad. Christian Guy-Coichard, presidente de Formindep, una organización dedicada a vigilar los conflictos de intereses, cuestiona el respaldo a ciertos medicamentos, considerando que la cercanía entre investigadores, asociaciones y laboratorios puede comprometer la objetividad en la toma de decisiones.
France Alzheimer, la principal asociación de pacientes en Francia, también siente el peso de las expectativas de las familias. Benoît Durand, director delegado de la organización, afirma que muchos familiares no comprenden por qué ciertos medicamentos no han sido aprobados en Europa. «Nos dicen: ‘¿Pero, reaccionaron?'», relata Durand, refiriéndose a la incredulidad de las familias ante la falta de soluciones rápidas para sus seres queridos.
En medio de este panorama, algunos actores de la industria farmacéutica reconocen que el pasado ha erosionado la confianza. Un médico de Eli Lilly, quien pidió mantenerse en el anonimato, criticó la polémica aprobación del tratamiento Aduhelm de Biogen en Estados Unidos en 2021. Este medicamento fue retirado posteriormente debido a dudas sobre su eficacia, lo que causó un impacto negativo en la credibilidad de la industria y sembró confusión entre los pacientes y sus familias.
A pesar de estas controversias, algunos expertos defienden los nuevos tratamientos como Leqembi y Kisunla, pero admiten que la complejidad del Alzheimer requiere enfoques innovadores más allá de las terapias basadas en la llamada «cascada amiloide». Muchos especialistas coinciden en que las terapias actuales pueden no ofrecer mejoras significativas, lo que subraya la necesidad de explorar otros mecanismos para tratar esta devastadora enfermedad.
El debate sobre la efectividad de los tratamientos refleja una tensión creciente entre las esperanzas de las familias y la cautela de la comunidad científica, que enfrenta el reto de encontrar soluciones reales para una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo.