“No tenían ni idea de cómo atenderme siendo una persona trans”, asegura paciente del Hospital Psiquiátrico
Jess Márquez Gaspar manifestó haber sido víctima de discriminación por su identidad de género y su nacionalidad en el centro médico.
Cada vez surgen más historias de supuestos maltratos del personal sanitario a pacientes internados en el Hospital Nacional Psiquiátrico Manuel Antonio Chapui, ubicado en Pavas.
Esta vez fue Jess Márquez Gaspar, activista de derechos humanos, quien contó su experiencia en el centro médico al periódico La Nación.
A finales del 2019, una crisis de ansiedad y deseos de autoeliminación llevaron a Márquez a acudir al área de Emergencias del Hospital Nacional Psiquiátrico. Tan solo unos meses atrás el comunicador de 32 años, venezonano de nacimiento, se convirtió en el primer hombre trans extranjero cuyo cambio de nombre y género quedó registrado en documentos oficiales de identidad.
Lo que debía ser motivo de regocijo fue el detonante de un fuerte acoso cibernético por ser una persona transgénero. La cantidad de agresiones recibidas llevaron a Márquez a vivir una crisis emocional que lo llevó a vivir una de las experiencias más amargas de su vida.
En diciembre de 2019, el joven fue internado en el hospital psiquiátrico por primera vez. Lejos de recibir un tratamiento para calmar su crisis emocional aseguró que fue víctima de más ataques, esta vez por su nacionalidad, orientación sexual y por su identidad de género.
“Desde que llegué lo que logro recordar, porque yo estaba en crisis, primero era muy claro que no tenían ni idea de cómo atenderme siendo una persona trans, de dónde colocarme o qué hacer conmigo, porque como en el sistema aparecía con sexo femenino, querían tratarme como mujer”, contó Márquez al periódico La Nación.
“Eso, por supuesto para mí fue muy violento y no contribuyó a la experiencia. Tuve que pelear con el personal de Emergencias para que me trataran en masculino. Para que me dieran la ropa masculina”, recuerda sobre el primero de los cinco internamientos que tuvo.
La primera vez que fue ingresado se mantuvo en el centro médico por cuatro días. En cada uno de ellos tuvo que lidiar con la falta de reconocimiento de su identidad.
Jess contó que el supuesto maltrato no solo ocurrió en Emergencias, también cuando fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), el único lugar que encontraron para ubicarlo.
Márquez ingresó al Psiquiátrico por una crisis de ansiedad y deseos de autoeliminación, pero la causa del internamiento que anotaron en el expediente no lo registró así.
“Lo que pusieron es que yo tenía transexualismo. Primero, esa palabra no existe. Y segundo, ya para el 2019 (la transexualidad) había sido eliminada como una condición del DM5 (5ª edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)), de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo cual no tenía ningún sentido que anotaran eso, y yo no llegué por ser trans.
“Yo llegué porque sufrí una discriminación tan fuerte a lo largo del año, que colapsé, un nivel de violencia muy alto para cualquier persona”, indicó.
El joven comentó que pese a la crisis emocional que experimentó, su tratamiento no varió y recibió en el centro médico la misma medicación que le habían prescrito anteriormente.
Durante su estadía en el hospital tuvo una cita con una psiquiatra que lejos de ayudarlo con su condición le dijo que estaba inventando su historia.
“Dijo que yo estaba exagerando, que yo estaba fingiendo ser una persona con discapacidad funcional porque yo no necesitaba el bastón (requiere ese apoyo tras un accidente).
“Me dijo que, siendo extranjero, estaba malgastando los recursos del Estado estando ahí en el Hospital Psiquiátrico. Me lo dijo en un tono despectivo, que cómo me atrevía yo a malgastar tiempo y recursos de ese hospital cuando yo no necesitaba la atención”, relató el comunicador al rotativo.
Márquez ha tenido que regresar al Psiquiátrico en cuatro ocasiones más en las que asegura los maltratos se mantienen.
“Esa historia (de discriminación) se repetía porque nunca sabían qué hacer conmigo. En el cuarto internamiento, me dejaron en Emergencias. Ahí sí me pusieron en la sección de hombres, y por mi apariencia física, no quisieron ponerme con las mujeres a pesar de que fue la sugerencia del médico a cargo. Entonces, me pusieron con los hombres”, comentó.
En agosto del 2020, durante su último internamiento, fue enviado a Unidad de Terapia Intensiva (UTI), de hombres.
“Tuve que pelear porque me querían mandar al pabellón de mujeres, pero yo insistí en ir al de hombres. Lo que no preví es que en el pabellón de hombres iba a estar en peligro.
“Me pusieron en una habitación de aislamiento con una ventana enorme, y su propio baño. Todo el pabellón me podía ver por la ventana, lo cual era sumamente violento para mí como persona trans”, comentó.
Esa última vez, Jess, asegura que vivió con mucho temor los días que pasó en ese pabellón.
“Se burlaban, se reían cuando me veían. Varias veces me llamaron a mis espaldas ‘¡playo!’ (…) Ahí no me permitían tener ropa interior. Como no me dejaban traer de mi casa, entonces yo solicité que me la proporcionaran.
“Entonces, el chiste era que cada día tenían que traer mi calzón del pabellón de mujeres. Yo me quejé con el psiquiatra jefe del pabellón, y fue como si no hubiera hecho nada”, indicó.
Hasta el día de hoy, Jess, no ha logrado recuperarse de su condición médica y continúa dependiendo de la atención del Psiquiátrico.
“Esto lo cuento porque el protocolo de humanización para personas trans establece que todas tienen que recibir atención psicológica y psiquiátrica para poder recibir las hormonas.
“Como somos un grupo extremadamente marginado y discriminado, tenemos una mayor vulnerabilidad en nuestra salud mental. No es normal que yo, en cinco internamientos, haya estado con dos personas trans más. Que de repente había diez personas, y tres éramos trans. Eso es un reflejo de la sociedad en la que vivimos”, concluyó.