Los trastornos obsesivos, la nueva normalidad del coronavirus
Los expertos temen que cada vez más personas desarrollen un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) durante la pandemia de coronavirus, y esto incluye no solo lavarse las manos obsesivamente.
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) de limpieza y orden es el más común actualmente. Quienes lo padecen se lavan las manos por encima del promedio, algunas hasta 60 veces al día, o incluso más. Antes de tocar la manija de la puerta, la desinfectan y buscan mantenerse siempre a una distancia adecuada de sus colegas. Todo esto en un intento de protegerse de supuestos peligros como bacterias, virus o suciedad.
Antes del coronavirus, dichos comportamientos a menudo se consideraban extraños, anormales o raros. Hoy la situación ha cambiado.
De anormal a la nueva normalidad
Actualmente se nos pide a todos lavarnos las manos con la mayor frecuencia posible, ya sea que hayamos tocado objetos ajenos, viajado en transporte público o empujado un carrito de supermercado. Lo que se consideraba inusual antes del coronavirus, hoy es prácticamente normal. Esto irrita a algunas de las personas que sufren de TOC, dice Antonia Peters, de la Sociedad Alemana de Trastornos Obsesivo-Compulsivos.
«Es incomprensible para esta gente que de repente casi todos caminen con guantes y cubrebocas. Algunas personas piensan: «Esa es mi normalidad y ahora todo el mundo lo hace», dice Peters.
Tratamiento largo
Según Peters, en varias personas con TOC de limpieza y orden, su grado de compulsión se ha agudizado debido al coronavirus. «Se asean más a menudo y apenas se atreven a salir. También sucede que las personas que sufren de un trastorno obsesivo de control, desarrollan compulsividad por la limpieza.»
En cualquier caso, el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo es un proceso largo. Y entonces llegó el virus: «Si los pacientes ya habían trabajado en sí mismos con bastante éxito en la terapia, ahora tienen la sensación de que tienen que empezar todo de nuevo y que todo su progreso no sirve para nada», dice Peters.