¿Cuánta glucosa necesitamos realmente?
Últimamente la dieta cetogénica y el ayuno intermitente han ganado popularidad tanto como estrategia para reducir el peso corporal como por sus potenciales efectos beneficiosos para la salud y el cerebro. ¿Qué hay de cierto?
En el panorama actual, la popularidad de la dieta cetogénica y el ayuno intermitente ha crecido considerablemente, no solo como métodos para perder peso, sino también por sus posibles efectos positivos en la salud. Ambos enfoques se caracterizan por reducir los niveles de glucosa en sangre, lo que plantea interrogantes sobre su impacto en la salud cerebral en comparación con la dieta mediterránea.
La dieta cetogénica, inicialmente desarrollada como tratamiento para la epilepsia resistente a medicamentos, implica una reducción drástica en el consumo de azúcares y un aumento en el consumo de grasas, lo que induce un estado de cetosis. Por otro lado, el ayuno intermitente, al prolongar los periodos sin consumir alimentos, también puede inducir cetosis temporalmente.
Investigaciones en animales y humanos han demostrado que los cuerpos cetónicos generados por estas dietas tienen el potencial de mejorar la funcionalidad y plasticidad neuronal, lo que podría beneficiar la memoria y el aprendizaje. Sin embargo, estos efectos parecen ser más evidentes en poblaciones vulnerables, como los ancianos, pacientes con enfermedades neurodegenerativas y personas que han sufrido lesiones cerebrales.
Además, estudios recientes sugieren que la suplementación con beta-hidroxibutirato, el principal cuerpo cetónico, puede neutralizar los efectos negativos de las grasas saturadas en la cognición, lo que podría explicar por qué el consumo de grasas animales en el contexto de una dieta cetogénica no parece afectar negativamente la función cerebral.
Por otro lado, la dieta mediterránea, rica en carbohidratos complejos, grasas saludables y fibra, ha demostrado numerosos beneficios para la salud, incluida la protección contra enfermedades cardiovasculares y el declive cognitivo en personas mayores y pacientes con alzhéimer. Sin embargo, a diferencia de la cetogénica y el ayuno intermitente, no conlleva riesgos para la salud y es considerada una opción segura y equilibrada.
En resumen, si bien la dieta mediterránea es una opción segura y saludable para la mayoría de las personas, la dieta cetogénica y el ayuno intermitente pueden tener beneficios específicos para la salud cerebral en ciertas poblaciones, pero requieren supervisión médica debido a posibles riesgos asociados. Por otro lado, el consumo excesivo de azúcares simples, presentes en muchos alimentos procesados, puede ser perjudicial para la salud cerebral debido a su impacto en la resistencia a la insulina y el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas.