“Agarró patitas”: Auditoría faltante en inventarios de bótox en el Hospital Max Peralta de Cartago
Detectan irregularidades en el manejo de inventarios de bótox en el Hospital Max Peralta de Cartago
La Auditoría Interna de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) reveló importantes fallos en la gestión y control del inventario de frascos de bótox en el Hospital Max Peralta, en Cartago. Tras recibir una denuncia anónima, el órgano auditor realizó una investigación que dejó en evidencia debilidades en los procedimientos de custodia y registro del medicamento, lo que podría comprometer su uso y resguardo adecuado.
Uso médico del bótox
El bótox, conocido principalmente por su aplicación en tratamientos estéticos, también se utiliza en una variedad de procedimientos médicos, como en casos de oftalmología, tratamiento de hernias, trastornos de la piel y control de sudoración excesiva. Debido a su versatilidad y alto valor, es fundamental que exista un control estricto sobre su manejo en los hospitales públicos.
Principales hallazgos de la auditoría
De acuerdo con el informe, los problemas en el Max Peralta giran en torno a cómo se entrega y registra el bótox:
1.Entrega y devolución de frascos:
Cada viernes, los médicos que necesitan el medicamento lo solicitan, y este se descuenta del inventario en el sistema. Al final del día, los frascos no utilizados y las recetas de los pacientes son devueltos al servicio de farmacia. Sin embargo, estos frascos sobrantes no son reintegrados al sistema de inventario, lo que deja un vacío en el registro.
2.Almacenamiento deficiente:
Los frascos devueltos son almacenados en una bodega sin ser registrados nuevamente, lo que crea un punto vulnerable en la custodia del medicamento. Según la Auditoría Interna, este procedimiento no garantiza que todos los frascos no utilizados sean resguardados de manera adecuada.
3.Inconsistencias en registros:
El informe también señala discrepancias entre las cantidades registradas en el inventario y las existencias reales en la bodega. Además, detectaron errores en los registros de las dosis prescritas y problemas con las recetas, que presentaban tachones o estaban escritas con tintas de diferentes colores, lo que dificulta su autenticidad y claridad.
Advertencias y conclusiones
La investigación llevó a la Auditoría Interna a emitir advertencias dirigidas a la directora del hospital, la doctora Krissia Díaz, y a la jefa del servicio de farmacia, María Alvarado. El auditor interno de la CCSS, Olger Sánchez, concluyó que los procedimientos actuales para el manejo de la toxina botulínica en el hospital no son suficientes ni razonables para garantizar un uso racional y controlado del medicamento.
Posibles riesgos
Estos hallazgos no solo exponen debilidades en la gestión interna del hospital, sino que también podrían abrir la puerta a un uso indebido del bótox o incluso a la pérdida del medicamento. La falta de reintegración en el sistema y las inconsistencias en los registros representan un riesgo significativo que debe ser atendido con urgencia.
¿Qué sigue?
El hospital Max Peralta deberá implementar medidas correctivas para fortalecer los controles y garantizar una gestión adecuada del bótox. La CCSS también podría establecer directrices más estrictas para asegurar que todos los centros médicos cumplan con los estándares necesarios en el manejo de medicamentos de alto valor y uso especializado.