Regreso del modus operandi de los ‘chapulines’ en las fiestas de fin de año
El cierre del 2024 ha traído consigo un repunte en la actividad delictiva en Costa Rica, evocando el modus operandi de los llamados «chapulines» que se popularizó en la década de 1990. Estos grupos, conformados mayoritariamente por jóvenes, han sido responsables de varios incidentes, particularmente en las zonas de alta concurrencia como las fiestas de Zapote y el centro de San José.
Una mirada a los incidentes recientes
Marcelo Solano, jefe de la Policía Municipal de San José, confirmó que se han registrado múltiples casos de asaltos menores en las festividades y durante las compras navideñas. Estos actos, realizados por grupos de al menos tres personas, incluyen robos rápidos de teléfonos, billeteras, joyas y otros objetos de valor.
Según el criminalista Bryan Sandí, estas bandas se caracterizan por la falta de planeación sofisticada, pero ejecutan sus actos de forma violenta y en cuestión de segundos. «El patrón es muy similar al que se vio en los años 90, principalmente por la participación de menores de edad en los grupos», señaló Sandí.
Contexto histórico: los chapulines de los 90
Luis Fishman, quien fue ministro de Seguridad Pública entre 1991 y 1994, recordó cómo se enfrentó la explosión de los «chapulines» hace más de tres décadas. “En aquella época, los grupos eran integrados principalmente por jóvenes fuera del sistema educativo, muchos de ellos provenientes de hogares desintegrados. No había adultos liderando estas bandas”, explicó.
Para combatir esta problemática, se implementaron programas de reinserción social en colaboración con iglesias y organizaciones religiosas. Fishman indicó que estas alianzas lograron recuperar a muchos jóvenes de un camino delictivo.
Seguridad en Zapote: desafíos actuales
El ambiente festivo de las fiestas de Zapote se ha visto empañado por incidentes aislados de violencia y robos, lo que ha generado preocupaciones sobre las medidas de seguridad en los campos feriales. Mauricio Guevara, subdirector regional de la Fuerza Pública, mencionó que aunque existe un fuerte despliegue policial en Curridabat y Zapote, controlar completamente a las multitudes es un desafío.
«El sábado, estimamos la presencia de más de 10.000 personas. Es imposible realizar revisiones exhaustivas para todos,» declaró Guevara.
Por su parte, Marcelo Solano aseguró que, en el caso de Zapote, hay tres filtros de acceso donde se revisa a los asistentes con apoyo de una empresa de seguridad privada y 120 policías municipales. No obstante, este esfuerzo no ha sido suficiente para evitar todos los incidentes.
Balance y propuestas
La reaparición de este tipo de delincuencia resalta la importancia de abordar las raíces del problema, desde el fortalecimiento de las medidas de seguridad hasta la atención a factores sociales que impulsan a los jóvenes hacia la criminalidad.