Primer juego de Saprissa sin la Ultra puso un ambiente frío y ‘aburrido’ en el partido
Durante el encuentro, se solía escuchar más a un grupo de 20 aficionados al Impact de Montreal, por lo que se sentían como en casa
En una ventosa noche de miércoles, el Deportivo Saprissa se enfrentaba al Impact de Montreal canadiense por los octavos de final de la Concacaf Champions League, en un juego que volvía a darle una oportunidad más a los morados para volver al protagonismo internacional tras muchos años de sequía y malas presentaciones en este campeonato.
Los tibaseños llegaban con ciertas dudas tras un inicio de campeonato que los tiene de líderes pero con ciertas irregularidades como el empate en el clásico y la goleada en casa del Herediano. Del otro lado, el Montreal llegaba sin jugar un solo partido de campeonato tras la pretemporada y con el debut del mítico Thierry Henry en el banquillo.
Tras un dudoso inicio del encuentro que le permitía a los canadienses irse con dos goles a favor al descanso, los morados. Hicieron ajustes para la segunda mitad que les otorgó el control a placer del partido y esto les permitió llegar con claridad en múltiples ocasiones al marco rival hasta que Johan Venegas y Ariel Rodríguez pusieron la igualdad en el epílogo del encuentro.
“La Cueva” no
Este partido fue histórico en Tibás y no precisamente por lo futbolístico, pues es el primer encuentro que disputan los morados sin su fiel Ultra Morada alentándolos desde la gradería sur del Estadio Ricardo Saprissa; esto tras el veto de la dirigencia saprissista por los hechos violentos sucedidos hace una semana en el clásico frente al Alajuelense.
Los aficionados se hicieron presentes al estadio aunque no hubo llenazo esta noche y en lugar de la Ultra fue la Banda Municipal de Tibás los que entonaron los cánticos desde la gradería sur junto a muchos niños y familias, algo que no llamó mucho la atención ni despertó pasiones como si lo hacía la controversial barra, por lo que en muchos tramos del encuentro se vivió un ambiente “aburrido” en las gradas que hacía sentir cómodo al equipo canadiense que esperaba otra atmósfera.