El precio del tomate se dispara: ¿qué está detrás de la crisis y cómo afecta a los hogares costarricenses?
El tomate, un alimento básico en la dieta costarricense, ha alcanzado precios récord en las últimas semanas, provocando preocupación entre los consumidores. Memes y bromas han inundado las redes sociales, pero detrás del humor hay una realidad compleja: una combinación de factores climáticos y económicos que han afectado la producción de esta y otras hortalizas.
Factores que explican el alza: el clima como principal enemigo
Gerardo Tencio, agricultor de El Guarco de Cartago y presidente de la Junta Nacional de Ferias del Agricultor, atribuye el incremento en los precios del tomate y otros productos al impacto de las intensas lluvias, los vientos y las bajas temperaturas que azotaron al país entre octubre y diciembre.
“Las condiciones climáticas no dieron tregua. Lluvias constantes y encharcamientos impidieron que las plantas respiraran adecuadamente, causando pérdidas masivas en las cosechas de tomate, papa, vainica y otras hortalizas esenciales”, explicó Tencio.
Esta crisis climática afectó no solo la calidad de los productos disponibles, sino también la cantidad, lo que llevó a un desbalance entre la oferta y la demanda.
Mitos sobre la temporada alta y el consumo
Contrario a lo que algunos consumidores creían, el aumento en los precios no se debió únicamente a la alta demanda durante las festividades de fin de año. Según Tencio, el problema radica en la escasez de producción y no en el aumento de consumo.
“No es por Navidad ni Año Nuevo, simplemente no hay suficiente producción para abastecer la demanda habitual. A esto se suma que muchos agricultores han abandonado cultivos como la papa debido a pérdidas económicas que los obligaron a dejar sus fincas,” añadió.
Impacto en las familias y las decisiones de compra
La situación ha llevado a los hogares costarricenses a reducir el consumo de tomate y otras hortalizas. Las familias enfrentan la disyuntiva de priorizar gastos en plena cuesta de enero, mientras se preparan para los costos asociados al inicio del curso lectivo.
Productos como la papa y la cebolla también han registrado precios elevados, con el kilo alcanzando los ¢2,500 y ¢2,060, respectivamente. Ante este panorama, muchos han optado por adquirir menores cantidades o buscar alternativas más económicas para sus comidas diarias.
¿Hay esperanza de una mejora en los precios?
Aunque las lluvias han cesado, Tencio advierte que tomará tiempo recuperar los niveles normales de producción. Las próximas cosechas serán claves para estabilizar el mercado, siempre que las condiciones climáticas sean favorables.
“Con fe y paciencia, esperamos que las futuras siembras permitan regular los precios. Por ahora, no hay certeza de hasta dónde podrían llegar los costos,” concluyó el agricultor.
Mientras tanto, el mensaje para los consumidores es claro: la escasez seguirá impactando los bolsillos hasta que la oferta se recupere, lo que dependerá en gran medida de la estabilidad del clima en las próximas semanas.
FUENTE LA TEJA