Chofer de la CCSS sacrificó estar en el nacimiento de su hija por ayudar a un paciente terminal
Olger manejó 998 km para cumplir deseo de paciente terminal que clamaba por descansar en la hamaca de su casa.
Un momento que recordará por siempre en su vida, eso fue lo que vivió hace una semana Olger Arce.
Olger se desempeña como conductor para la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) y recibió dos llamadas casi simultáneas: en la primera le pedían hacer una obra de caridad e ir a dejar a un paciente terminal desde el hospital San Carlos hasta su casa en Corredores de Puntarenas.
En la segunda, le anunciaban que su esposa comenzaba con dolores de parto y que pronto nacería su primera hija.
Este funcionario de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), no tenía mucho tiempo para decidir entre un llamado y el otro, no podía dividirse en dos, pero ambas misiones dependían solo de él. Era la decisión más dura que debía tomar el chofer del área de Ciudad Quesada.
Olger Arce Martínez, de 30 años y vecino de barrio El Campo en la Zona Norte, interpuso su buena voluntad por encima de sus derechos como trabajador, esposo, ser humano y papá.
Olger escuchó las súplicas de aquel paciente en estado terminal que clamaba, muy débil, por descansar en la hamaca de su casa pero de la que estaba a cientos de kilómetros.
‘’Mis papás me criaron con la filosofía de ayudar a las personas y aprender a decir sí puedo. No podía negarme, jamás, al llamado del paciente que no conocía pero que necesitaba de mí. Decidí dejar a mi esposa que empezaba con los dolores de parto y emprendí el viaje de 17 horas de manejo seguidas entre ida y vuelta, durante el viaje don Iván me confesaba que solo añoraba regresar a la casa para descansar en paz’’, narró Olger.
Según la plataforma WAZE el recorrido de Ciudad Quesada a barrio El Ceibo de Corredores es de 499 kilómetros, pero ese número hay que doblarlo porque no incluye el regreso, así las cosas, el viaje de Olger fue de 988 kilómetros.
‘’Salí a las 6 de la mañana y regresé pasadas las 11 de la noche. Cuando regresé a San Carlos mi hija ya tenía algunas horas de nacida, guardé la ambulancia y me dirigí al hospital San Carlos a conocer a mí primera hija y abrazar a mi esposa. Cuando vi a mi bebecita me sentí el hombre más afortunado del mundo porque antes vi la sonrisa y gratitud de un paciente y luego experimenté la ternura de mí pequeña’’, contó entre sollozos y suspiros el chofer de la CCSS.
Olger vivió dos emociones distintas en menos de 24 horas, una que deja muy en alto los valores de la CCSS y otra con la alegría de sentirse papá, cada una con un sentido de bondad y humanismo distinto.