Café de lunes: ¿Cómo la educación no es esencial pero las huelgas si?
Resulta odioso y molesto escuchar de la boca de quien se jacta de “defender al pueblo”, de un representante de miles de educadores (que de seguro no comparten su opinión), de una persona que se rasga las vestiduras de defender a los desfavorecidos decir “la educación no es esencial”.
La retorcida frase “un niño no se muere si no recibe educación” lanzada por el Presidente de la Asociación Nacional de Educadores, Gilberto Cascante, simplemente nos vuelve a confirmar que los intereses sindicales para continuar el relajo que presentan desde años atrás, sin importar a quien “se lleven en entre las patas”.
Cascante intenta justificar que los servicios de comedores no son responsabilidad suya ni de sus representados, aunque la ausencia de estos en las aulas impide que muchos niños asistan a los centros educativos a consumir, en lo que es en muchos casos, la única ración de comida del día.
Cuando volvemos a ver a potencias como Alemania, nos damos cuenta de lo importante y esencial que la educación significa en el proceso de desarrollo de los niños y que debe ser justificado como un servicio básico y obligatorio, apegándolos a los derechos constitucionales.
Lo que aún este escritor no entiende, es cómo los sindicatos se atreven a decir que “la falta de educación puede volver a los niños más ignorantes pero no se van a morir”, pero si consideran hacer una huelga injustificada, a base de muchas mentiras publicadas por su sindicato para hacer enojar a sus agremiados y hacerlos faltar 3 meses al trabajo con goce de salario.
No podemos siquiera considerar en que la huelga es algo “esencial”, pero la educación no, todo para oponerse a un proyecto de ley que busca hacer regulaciones que restrinjan el abuso sindical justificado por huelgas como la que vivimos el año anterior.
La educación, si o si, es un servicio esencial, básico y obligatorio que debe otorgar el estado de manera ininterrumpida, para que intereses de terceros (sindicatos) no afecten el desarrollo humano e intelectual que se supone reciben miles de niños y jóvenes dentro de las aulas.
Escritor: Dylan Gómez Chavarría
Nota: el contenido dentro de este artículo corresponde estrictamente a la opinión del escritor y no representa la postura de este medio.