Actividad del volcán Poás deja a expertos sin respuestas: “Lo que estamos viendo no está en la memoria ni en los registros”, asegura Ovsicori
El volcán Poás atraviesa un periodo de inusitada actividad, generando preocupación entre los expertos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico (Ovsicori). Con tremores constantes, anomalías en el flujo de gas y una inusual deformación estructural, el macizo está mostrando comportamientos nunca antes observados en registros recientes.
Geoffroy Avard, vulcanólogo del Ovsicori, explicó a El Observador que, aunque el Poás ha tenido actividad en el pasado, lo que ocurre ahora es «único» en los últimos años. «No sabemos bien qué va a ocurrir, porque es una situación que nunca hemos visto en los años recientes en el Poás», comentó.
A raíz de esta situación, desde la semana pasada, el Ovsicori elevó el nivel de alerta del volcán, pasando de advertencia a precaución. Avard destacó que los fluidos magmáticos están llegando a la superficie, lo que altera el sistema del volcán y aumenta la incertidumbre sobre lo que pueda suceder: «Vamos hacia algo que no sabemos qué va a pasar. Y eso justifica que estemos en precaución», agregó.
Los expertos explicaron que actualmente el Poás presenta dos procesos simultáneos. Por un lado, el lago del cráter sigue secándose, lo que libera más gas y genera pequeñas erupciones de ceniza. Por otro, se observa un aporte profundo de calor y posibles magmas que alteran la dinámica del volcán. “Esto genera una perturbación del sistema volcánico, con una amplitud mayor a la de años anteriores”, advirtió Avard, quien reconoció que aunque la probabilidad de una erupción es alta, aún no es posible predecirla con precisión.
A diferencia de la situación en 2017, cuando el volcán no liberaba gases de forma regular y las erupciones fueron catastróficas, el sistema actual del Poás parece estar «más abierto», permitiendo una liberación continua de gases, lo que cambia el patrón de actividad. En aquel año, las constantes erupciones obligaron al cierre del Parque Nacional, afectando gravemente al turismo en la zona.
Para los habitantes cercanos al volcán, el riesgo principal está en la zona del parque, donde los visitantes y funcionarios del SINAC están expuestos a la liberación de gases, ceniza y posibles rocas proyectadas. Además, las poblaciones más alejadas pueden sufrir molestias respiratorias debido a la caída de ceniza y la formación de lluvias ácidas, un fenómeno que se intensifica cuando el agua del lago se seca, ya que las partículas finas se dispersan más fácilmente.
El flujo de dióxido de azufre (SO₂) alcanza un promedio de 400 toneladas diarias, lo que podría contribuir a la acumulación de gases en la atmósfera y la formación de neblina ácida. «Todo puede volverse más ácido en contacto con los gases magmáticos», explicó Avard, quien alertó sobre el impacto potencial de este fenómeno en las zonas cercanas.
El Poás sigue bajo constante monitoreo del Ovsicori, y aunque la actividad ha disminuido en algunos momentos, la situación continúa siendo alarmante y cambia con rapidez. La recomendación es mantener precauciones en las zonas cercanas y estar atentos a las nuevas actualizaciones de los expertos.
*Con información de El Observador.