‘Triángulo sangriento del amor’: El día en que ‘Popeye’ mandó a matar a su novia y examante de Pablo Escobar
Pablo Escobar fue dueño de un gigantesco imperio narcotraficante y autor de los crímenes más horrendos que recuerde Colombia. También fue protagonista de un macabro «triángulo de amor». Se dice que tuvo un romance extramarital con decenas de mujeres y 49 de ellas terminaron bajo tierra.
El líder de Medellín temía que fuera delatado y que su negocio narco se derrumbara. Por eso enviaba a sicarios para asesinar a sus musas, entre las cuales se encontraba Wendy Chavarriaga Gil, probablemente una de las más recordadas por su triste y fatal desenlace.
Wendy era una modelo que marcó la vida del capo y que juró tomar venganza de él, enamorando a Jhon Jairo Velásquez, alias «Popeye», mano derecha de Escobar.
Los tres son actores de una historia escrita en sangre y despecho.
El «error» que le costó caro a Wendy
Escobar y la joven Chavarriaga se conocieron cerca de la década de los ’80. Ella pudo haber sido una de las tantas mujeres que tuvo relaciones con el narco, pero su vínculo trascendió los tiempos.
Mientras estaba casado con Victoria Eugenia Henao, el colombiano caía rendido ante la figura y ojos verdes de su amante. Fruto de su amor, la modelo pronto quedó embarazada, algo que él no soportó.
«Lo único que le tenía prohibidísimo a sus amantes era que quedasen embarazadas. Y Wendy no cumplió», recordó el sicario «Popeye», un actor que pronto entraría en escena.
La situación empeoró para el «zar de la cocaína» en 1983, cuando su esposa —que ya sabía de su infidelidad— le contó que estaba embarazada de su segunda hija, Manuela, después de varias complicaciones para agrandar la familia.
Fiel a su frialdad y mente macabra, el líder narco se reunió con Wendy en el departamento donde disfrutaban de su amor extramarital. Según señala Infobae, «estuvieron abrazados por horas hasta que el ‘Patrón’ dio la orden y sus hombres la sujetaron para que un enfermero le aplicara un sedante».
Chavarriaga fue drogada para que un supuesto veterinario pudiera realizarle un aborto y acabar con el vínculo amoroso. Escobar la dejó en el olvido, pero ella volvería dispuesta a vengarse.
Wendy, la nueva novia de «Popeye»
En esta historia, «Popeye» toma protagonismo cuando cae rendido ante los encantos de Wendy: «Era una mujer hermosa, podía ser una reina de belleza». Por esas casualidades, ambos se toparon en una discoteca de Medellín y formaron un breve e intenso amorío durante siete meses.
Como Jhon Jairo no quería traicionar a su patrón, le pidió permiso para formalizar su noviazgo, ante lo cual Escobar cedió, sin antes advertirle los peligros que podría conllevar la relación.
La historia cuenta que Wendy habría utilizado a «Popeye» para llegar al líder del cartel, quien no dudó en interceptar su teléfono y descubrir que la mujer trabajaba junto con el Bloque de Búsqueda, que estaba tras los pasos del narco.
«‘Popeye’ no me ha dicho aún dónde está Pablo. Cuando me diga le aviso», habría sido la frase que condenó su vida a manos de su prometido. Jhon Jairo llegó de inmediato a la oficina de su jefe.
«Yo sabía que cuando el jefe mandaba a matar a uno de la organización, se lo encargaba a su mejor amigo. El ambiente se sentía pesado. Entonces, el patroncito me pone la grabación y escucho la voz de Wendy», recordó el sujeto.
Consultado por Escobar sobre qué procedía, el sicario respondió: «Usted tiene toda la razón, patrón. Esto es gravísimo. Yo sé qué tengo que hacer”.
«Me salió un espíritu maligno del alma»
Sin dudas que Jairo estaba enamorado de la modelo, pero eso no le impidió organizar su asesinato. La llamó para reunirse con ella en un restaurante, en donde la estaban esperando dos sujetos.
El resto de la historia es casi un guion de película: «No existían los celulares y llamé por teléfono al local. Mis muchachos tenían la orden de actuar cuando el camarero preguntara en voz alta por la señorita Wendy».
«Oí sus tacones aproximándose al bar, y luego los tiros y su grito… Quería oírla morir, porque yo me sentí pequeño, usado, idiota», relató la mano derecha de Escobar.
El capo de la cocaína no solo quería escuchar cómo la mujer agonizaba, también deseaba presenciar su último respiro: «Cuando la vi muerta, tirada en un charco de sangre, me salió un espíritu maligno del alma y sentí una tranquilidad muy fuerte», dijo.
Antes de morir por un cáncer al esófago en 2020, Jhon Jairo volvió a referirse a Wendy: «Nunca he vuelto a sentir nada igual. Usted no sabe lo que es matar a una persona a la cual se adora. Pero ella había traicionado a mi dios, que era Pablo Escobar Gaviria».