Ortega propone reforma constitucional para consolidar poder absoluto
Ortega propone reforma constitucional para consolidar poder absoluto en Nicaragua
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, junto a su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, presentó una reforma constitucional ante el Congreso que busca fortalecer el control de la pareja sobre los poderes del Estado. Esta propuesta no solo amplía el mandato presidencial, sino que también otorga a Murillo un rol mucho más central en el gobierno, lo que avanza en su consolidación de poder absoluto en el país.
La reforma: ampliación del poder presidencial y creación de una «copresidencia»
Un nuevo marco de gobierno: copresidencia para Ortega y Murillo
La reforma propone un cambio radical en la estructura política de Nicaragua al incluir la figura de una “copresidencia”, que otorgaría a Ortega y Murillo el control conjunto del Ejecutivo. Según el texto, ambos serían elegidos en comicios cada seis años, ampliando el actual mandato presidencial de cinco años.
Además, la reforma establece que los copresidentes no solo manejarían el poder ejecutivo, sino que también coordinarían los órganos legislativo, judicial, electoral y de control, así como las estructuras regionales y municipales. Este cambio elimina la independencia de estos poderes, otorgándoles una centralización total en manos de la pareja gobernante.
Reacción internacional: ¿un paso hacia la autocracia?
El anuncio de Ortega y Murillo ha causado una ola de críticas internacionales. Estados Unidos, la Unión Europea y varios países de América Latina han condenado la reforma, señalando que refuerza lo que ya consideran una dictadura en Nicaragua. Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), describió la reforma como una «institucionalización de la dictadura matrimonial», un término que resalta el vínculo personal y político que ha marcado el liderazgo de Ortega y Murillo.
Por su parte, la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN), una de las principales organizaciones en el exilio, calificó la reforma como un «golpe directo a la democracia y las libertades» y subrayó el riesgo de un control aún más férreo del régimen sobre la sociedad nicaragüense.
El fortalecimiento del poder de Murillo: un ascenso predecible
Rosario Murillo: de vicepresidenta a copresidenta
Con esta reforma, Rosario Murillo, quien ya tenía una influencia significativa en el gobierno de Ortega, vería su poder formalmente consolidado. La creación de la figura de “copresidencia” otorga a Murillo un rango equivalente al de Ortega, un paso más en su ambición de poder.
El movimiento también refuerza la estructura familiar del poder en Nicaragua, ya que tanto Ortega como Murillo, además de ser esposos, han mantenido el control de las principales instituciones políticas del país. Este esquema ya ha sido catalogado por los opositores como una «dictadura familiar».
Rechazo interno y externo: protestas en el exilio y denuncias internacionales
En Nicaragua, la reforma ha sido recibida con indignación por organizaciones de derechos humanos y activistas políticos. En particular, el exilio nicaragüense, compuesto en gran parte por opositores del régimen, ha denunciado el carácter antidemocrático de la propuesta.
Internacionalmente, la reforma es vista como una agresión al Estado de derecho y una medida para cerrar aún más las posibilidades de oposición política. La comunidad internacional se mantiene alerta, cuestionando las verdaderas intenciones detrás de esta concentración de poder.