Llevaba 13 años intentando ser madre y fue estafada en clínica de fertilidad
Me costará volver a confiar
Después de varios intentos fallidos por ser padres, Romina Goitía junto a su pareja Máximo, ambos argentinos, optaron por acudir a una clínica de fertilidad. Pero en vez de encontrar una solución, la mujer asegura haber sido estafada por tres profesionales de la salud, lo que la tiene en medio de proceso judicial en busca de hacer pagar a los presuntos responsables.
Los imputados en la causa es la médica Paola Rita Cano y su esposo Juan Pablo Pilili, quien es licenciado en Biología. Ambos son dueños de la clínica de Medicina Reproductiva Eclos, en la ciudad de La Plata.
Además de la pareja, también es acusado Santiago Pablo Clever, bioquímico y director de laboratorio Vitalis, a quien se le señala como cómplice.
Acusados habrían entregado exámenes falsos
De acuerdo a lo que indica el medio argentino TN, se les acusa de los delitos de «estafa, falsificación de documento y uso de documento falso, en concurso real con ejercicio ilegal de la medicina».
Todo esto, según el fiscal Martín Almirón con el fin de “obtener dinero a través de análisis y tratamientos de fertilización asistida”, para lo cual habrían entregado resultados falsos de estudios clínicos como espermiogramas y test de embarazo, además de medicar sin existir una justificación para aquello.
A raíz de esto, decidieron acudir a la clínica mencionada. Al llegar al lugar, le aseguraron que no había lista de espera. Si bien eso levantó algunas sospechas, pero al mismo tiempo le pareció «esperanzador, ya que con otras que había consultado había que esperar bastante”, dijo la mujer.
«Me había dado la noticia más importante de mi vida»
En el inicio del tratamiento, en la pareja había mucha ilusión. «Estábamos muy ansiosos y expectantes. Entré al consultorio, la doctora Cano me pidió que haga reposo y que me cuide para que el tratamiento funcione”, relató.
Dos días después fue citada en el laboratorio donde Santiago Pablo Clever es director para realizarle un estudio para verificar si se logró el embarazo.
Unos días más tarde, en la propia clínica donde llegó en primera instancia, la doctora Rita Cano había logrado, según ella, casi un milagro. “Te dejé embarazada”, le aseguró, lo que finalmente no era tal.
Con una sonrisa de oreja a oreja volvieron a su casa y le contaron la noticia al resto de la familia. “Lo que más me dolió es que mi papá se murió pensando que yo había podido quedar embarazada”, rememoró.
“Me había dado la noticia más importante de mi vida. Me acosté esa noche tocándome la panza, hablándole y pidiéndole a Dios que todo siga, y dialogaba con mi bebé, calculando que nacería en noviembre o diciembre. Hasta le di la noticia a mi padre, quien estaba internado en la Clínica Belgrano de La Plata, muy delicado de salud. Le dije que iba a hacer abuelo, una noticia que él estaba esperando, emocionado y entre lágrimas se puso muy feliz”, agregó.
A pesar de que estaba convencida de que la noticia era real quería tener los exámenes en sus manos. En primera instancia, le dijeron que no los tenían en sus manos.
Unas semanas más tarde, la ilusión se vino abajo, después de que tuviera su ciclo menstrual. “Cuando fui a la clínica la doctora me dijo que tuve un aborto espontáneo. Después descubrí que el estudio de sangre que me había dicho que era positivo, había dado negativo. Lo habían falsificado», aseguró Goitía.
En ese sentido, la mujer apunta además a que el laboratorio donde se hizo el examen trabajó de manera mancomunada con clínica. De hecho, en el mismo laboratorio cuenta de que le dijeron «en la cara y frente a otras pacientes ‘te estafaron, nunca estuviste embarazada’. Ahí me contó que el marido de la doctora trabajaba en ese laboratorio, y me pidió que no lo denuncien porque era una clínica reconocida. Ahí me enteré de que había falsificado el beta (el examen en cuestión). Incluso, intentó sobornarme”.
No sería la única afectada
De acuerdo al testimonio de Romina Goitía, ella no sería la única afectada por los acusados. «Su modus operandi era la captación de personas como yo, vulnerables, abusando de la necesidad de engendrar», sostuvo.
«Sumado a confabulación entre el laboratorio y genetista con la intención de obtener dinero de los pacientes y obras sociales que lo autoricen. Me di cuenta de la mentira y que debía comenzar de cero nuevamente», dijo.
Sobre un eventual nuevo proceso para buscar quedar embarazada, reveló que «pienso hacerlo de nuevo, pero me da miedo. Desde esa fecha que estoy con terapia. Aunque quiera seguir buscando tener un bebé, el reloj biológico se me sigue pasando. Uno confía en su médico, pero me estafaron y me va a costar volver a confiar”.