La colección de 500 superautos de lujo completamente nuevos que se están pudriendo en la selva
Hassanal Bolkiah, el vigésimo noveno sultán de Brunéi, de un momento a otro, decidió abandonarlos
Ser propietario de un vehículo de lujo resulta ser algo caro. El costo del auto es solo el principio, pues a eso hay que sumarle elementos como mantenimiento, llantas nuevas, frenos o arreglar algún desperfecto.
Con esta idea en mente, podemos tratar de imaginarnos cuánto dinero deberíamos de tener para ser dueños de 108 Bentleys, 72 Ferraris y más de 300 autos de lujo de otras marcas. Cada uno de ellos eran propiedad de Hassanal Bolkiah, el vigésimo noveno sultán de Brunéi, quien, de un momento a otro, decidió abandonarlos para echarse a perder en una selva.
Lo realmente interesante de la colección es que muchos de los automóviles son ediciones especiales fabricadas exclusivamente para el sultán de Brunéi y jamás recorrieron un solo kilómetro. Te contamos la historia de esta colección de autos valuada en 5 mil millones de dólares que está abandonada a su suerte.
La riqueza del sultán
Brunéi es un pequeño país situado en Asía, con una superficie de apenas 5,700 kilómetros cuadrados. Si lo ponemos en perspectiva, Colima, en México, tiene prácticamente la misma extensión territorial, lo que nos da una idea de lo pequeño que es dicho país.
No obstante, resulta ser un lugar sumamente rico en petróleo y gas natural. Brunéi tiene la reserva más grande de ambos elementos en el mundo, lo que resulta un gran negocio para la familia real y el sultán.
Tanta es la producción de petróleo de este país que, en 1984, el sultán de Brunéi era catalogado como el hombre más rico del mundo. Su riqueza se calculó en 40 mil millones de dólares, pero se rumoraba podía ser el doble de dicha cifra con bienes repartidos entre familiares.
Con tanto dinero, el sultán comenzó a gastar su fortuna en mansiones, estatuas de él junto a dioses de la mitología griega y, como era de esperarse, autos de lujo.
No obstante, el verdadero fanático de los autos en la familia del sultán era su hermano pequeño. Jeffrey, conocido como “el Play Boy” de Brunéi, fue el responsable de gastar tanto dinero en superautos de lujo, siempre usando el dinero del hermano mayor.
La colección de autos más cara del mundo
La lista de los autos del sultán de Brunéi es sumamente extensa. En total, llegó a poseer más de dos mil automóviles de lujo, pero su colección privada resalta por ser la más cara del mundo.
Ente algunos de sus ejemplares más raros, encontramos dos Mercedes-AMG CLK GTR, tres McLaren F1 LM, cinco Bugatti EB110, más de 200 Ferraris, 400 Bentleys y 200 BMW. A estos autos, se le debía de sumar la colección personal del hermano del sultán que incluía 600 Rolls-Royce.
Aún más impresionante que la cantidad de autos que tenían los hermanos, eran aquellas ediciones especiales fabricadas exclusivamente para ellos. Bentley fabricó al Dominator, una camioneta especial, Ferrari concedió a la familia el diseño de un Ferrari exclusivo bajo sus demandas (nombrado FX) y más adelante, se les presentó el Ferrari F12M como un homenaje a la familia del sultán.
Todos y cada uno de los superautos especiales de colección eran guardados en un edificio, construido por órdenes del sultán, en medio de la selva de Brunéi para mantenerlos “lejos” de cualquier peligro.
En total, se calculó en su momento un valor de 5 mil millones de dólares en toda la colección de autos del sultán de Brunéi.
Olvidados de un momento a otro
La popularidad de la familia real de Brunéi comenzó a decaer y, por una crisis global, comenzaron a perder mucho dinero. En 2002, el sultán decidió poner a la venta algunos de los autos de su colección a cualquier persona interesada.
Uno de los interesados, llamado Michael Sheehan, acudió personalmente al garaje privado del sultán para inspeccionar algunos autos. Con Michael se encontraba su asistente personal, quien tomó una serie de fotografías a los autos más raros del lugar.
Durante el recorrido, notaron que la mayoría de los cuartos en los que se encontraban los coches no tenían una ventilación adecuada. Por si fuera poco, la humedad de la selva comenzaba a afectar a varios autos, muchos de ellos con signos de oxidación intensa.
Muchos de estos autos contaban con interior de piel que, bajo las condiciones antes mencionadas, comenzó a pudrirse. Las fotos muestran hongos, carrocerías corroídas e incluso plantas creciendo en algunas unidades.
Michael decidió no comprar ningún auto, pues eran prácticamente imposibles de reparar. Muchos de ellos no habían recorrido un solo kilómetro en su historia, quedando inservibles sin haber sido utilizados.
El sultán decidió cerrar las puertas de sus garajes para todo mundo y, desde esa entonces, todos los autos de la colección están pudriéndose a mitad de la selva. Se dice que la familia real no ha visitado el lugar en años, pero que mantuvo a un equipo de seguridad en el lugar para evitar que robaran algún auto.