Especialista afirma que el cromosoma que determina el sexo masculino está desapareciendo
La genetista evolutiva Jenny Graves ha calculado cuándo podría terminar de desaparecer el cromosoma Y. ¿Sobreviviría la especie humana?
Algunos cambios no se perciben en periodos cortos de tiempo. El cromosoma Y, la estructura de ADN responsable de que una persona sea hombre en vez de mujer, se está deteriorando lentamente y podría terminar de desaparecer. Así lo afirmó la genetista evolutiva Jenny Graves en un artículo para The Conversation. Además, la especialista ha calculado el tiempo estimado para que este fenómeno ocurra.
Graves, profesora en la Universidad de La Trobe en Melbourne (Australia), lleva más de una década estudiando el desgaste del cromosoma sexual masculino a lo largo de la evolución de distintos mamíferos, incluido a los humanos.
Su trabajo ha causado una gran interrogante: ¿qué significa para los hombres que el cromosoma Y esté desapareciendo?
La extinción del cromosoma Y
El sexo de las personas se define por cuestiones del azar genético. Si en el par de cromosomas 23 uno hereda dos cromosomas X, será una mujer, mientras que, si recibe un cromosoma X y otro Y, será un hombre.
Ahora, si uno examina la cantidad de genes existentes dentro de cada cromosoma, destaca Graves, notará una diferencia sustancial entre ambas estructuras: el X posee cerca de 900 genes, pero el Y apenas alberga 55 genes.
Esto, sin embargo, no siempre ha sido así. “Hace 300 millones de años, el cromosoma Y tenía unos 1.400 genes, y ahora solo le quedan 45″, lo cual sugiere una pérdida de material genético, dijo Graves ante la BBC en 2012.
El deterioro genético del cromosoma Y ha ocurrido porque, a diferencia de los dos cromosomas X en las mujeres, durante la reproducción existe muy poco intercambio de material genético entre los Y y X.
En consecuencia, las mutaciones y deleciones en el cromosoma Y se conservan por generaciones del sexo masculino, lo que contribuye a su degeneración.
La velocidad de la pérdida genética
Graves ha hecho sus propios cálculos y sostiene que, si dicha pérdida genética en el cromosoma Y continúa al mismo ritmo, “nos vamos a quedar sin genes en unos cinco millones de años”. Sin embargo, otros investigadores han refutado dicha velocidad de deterioro genético.
En dos investigaciones llevadas a cabo en 2005 y 2012, Jennifer Hughes y sus colegas del Instituto Whitehead en Cambridge compararon los cromosomas Y de un humano con los de los chimpancés y los monos rhesus, animales con quienes divergimos hace 6 y 25 millones de años, respectivamente.
Así descubrieron que, en los últimos 25 millones de años, hemos perdido apenas un gen, pero ninguno en los últimos 6 millones de años. En ese sentido, la desaparición del cromosoma Y no sería tan alarmante como decía Graves.
“La Y no va a ninguna parte y la pérdida de genes probablemente se detuvo”, sostuvo Hughes a la BBC. “No podemos descartar la posibilidad de que suceda en otro momento, pero los genes que quedan en la Y están aquí para quedarse”.
¿La desaparición de los hombres?
El descubrimiento de que el cromosoma Y está perdiendo genes ha suscitado especulaciones sobre la posible desaparición del sexo masculino y por ende también de la raza humana. ¿Pero sería posible? Graves sostiene que no.
En un estudio reciente, dirigido por la bióloga Asato Kuroiwa y editado por Graves, se ha descubierto que dos linajes de roedores —los campañoles topo de Europa del este y las ratas espinosas de Japón— ya han perdido su cromosoma Y, pero la especie aún sobrevive.
Según el equipo de Kuroiwa, en las ratas espinosas machos esto ha ocurrido porque la mayoría de genes con funciones sexuales en el cromosoma Y se han reubicado en otros cromosomas.
Dicho hallazgo respalda la posibilidad de que los humanos puedan desarrollar un nuevo gen determinante del sexo, sostiene Graves.
“Una ‘guerra’ de los genes sexuales podría conducir a la separación de nuevas especies, que es exactamente lo que ha sucedido con los ratones de campo y las ratas espinosas”, sostiene Graves.
“Entonces, si alguien visitara la Tierra en 11 millones de años, es posible que no encuentre humanos, o varias especies humanas diferentes, separadas por sus diferentes sistemas de determinación del sexo”, añade.