El desolador relato de la mamá de una niña que murió tras someterse a un reto viral: “Internet mató a mi hija”
La niña fue encontrada desvanecida sobre el sillón junto a un desodorante y el celular con el video del reto.
Lo que empezó como un juego aparentemente inofensivo terminó en tragedia. Sarah Raissa Pereira de Castro, una niña brasileña de tan solo ocho años, perdió la vida luego de intentar cumplir un desafío que circulaba en redes sociales: inhalar desodorante en aerosol.
El caso estremeció a toda Brasil y ha encendido las alarmas en muchos hogares del mundo. La pequeña fue encontrada por su abuelo, inconsciente sobre un sillón, con una almohada empapada del producto, un frasco de desodorante a su lado y el celular aún mostrando el video del reto. Fue trasladada con vida a un hospital del Distrito Federal, pero lamentablemente falleció horas después.
Durante el funeral, los padres de Sarah no ocultaron su dolor ni su indignación. “Cuiden a sus hijos. Internet mató a mi hija”, expresó entre lágrimas su madre, mientras que el padre, visiblemente afectado, denunció la falta de filtros en las plataformas digitales y se preguntó cómo es posible que contenidos tan peligrosos estén al alcance de los más pequeños.
La autopsia confirmó que la causa de la muerte fue la inhalación del aerosol. A raíz de ello, las autoridades brasileñas iniciaron una investigación para identificar el origen del video que promovía el “desodorante challenge”. El delegado Walber Lima adelantó que quienes resulten responsables por la creación o difusión del contenido podrían enfrentar cargos por homicidio doblemente calificado, con penas que alcanzarían los 30 años de cárcel.
Este lamentable suceso no solo refleja el impacto real de los retos virales en la salud mental y física de los menores, sino que vuelve a poner sobre la mesa un problema creciente: la supervisión infantil en entornos digitales. Aunque muchas redes sociales aseguran tener mecanismos de control, la realidad demuestra que siguen siendo permeables a contenido nocivo.
El caso de Sarah ha provocado un debate urgente en Brasil, pero su eco resuena más allá de sus fronteras. ¿Cuántas familias saben realmente lo que ven sus hijos en redes? ¿Cuántos niños están expuestos a desafíos que, sin saberlo, los ponen en riesgo mortal?