Australia da marcha atrás con su vacuna contra el covid-19 por falsos positivos de VIH
Los investigadores no van a proceder con el desarrollo de su vacuna y cancelaron la segunda y tercera fase de los ensayos clínicos
La biotecnológica australiana CSL y la Universidad de Queensland han anunciado este viernes en un comunicado que su vacuna contra el covid-19, que ha mostrado resultados prometedores durante la primera fase de ensayos clínicos con 216 participantes, no va a pasar a la segunda y tercera fase por interferir con las pruebas del VIH.
Durante la primera fase de ensayos clínicos los vacunados no presentaron efectos secundarios graves y la vacuna experimental fue dada por segura. Sin embargo, el problema resultó ser el uso de pequeños fragmentos de la glicoproteína 41 (gp41) en la composición de la vacuna, que sirvió de estabilizador para mantener el virus sintético en su lugar. La proteína, que también forma parte de la envoltura del virus de la inmunodeficiencia humana, interfirió con los resultados de las pruebas del VIH y provocó falsos positivos.
«Los participantes del ensayo fueron plenamente informados de la posibilidad de una respuesta inmunológica parcial a este componente, pero no se esperaba que los niveles inducidos interfirieran con ciertas pruebas del VIH», indicó CSL. «No es posible que la vacuna cause la infección, y las pruebas de seguimiento rutinarias confirmaron que no hay ningún virus VIH presente», agregó la compañía.
Sin embargo, pese a descartar que su vacuna pueda causar el VIH, los científicos decidieron detener su desarrollo tras consultas con el Gobierno australiano porque en el caso de una inoculación masiva de la población las implicaciones de la posibilidad de falsos positivos de VIH serían demasiado graves y para evitarlos haría falta introducir cambios significativos en los actuales procedimientos de pruebas del VIH.
Entre tanto, la primera fase de ensayos clínicos, que inició en julio, va a continuar, básicamente para analizar los datos y determinar por cuánto tiempo se mantienen los anticuerpos en el organismo, cuyo nivel ya se ve reducido, según los datos de estudios recientes.
El profesor de la Universidad de Queensland Paul Young, que tomó parte en el desarrollo de la vacuna, señaló que aunque es posible rediseñar la vacuna, el equipo ya no tiene el tiempo necesario para un trabajo tan grande, ya que el paso retrasaría el desarrollo por otros 12 meses más o menos, mientras que «la urgente necesidad de una vacuna tiene que ser la prioridad de todos».
«Dije al principio del desarrollo de la vacuna que no había garantías, pero lo que es realmente alentador es que el enfoque de la tecnología básica que utilizamos ha pasado la prueba clínica principal. Es una vacuna segura y bien tolerada, que produce el fuerte efecto neutralizador del virus que esperábamos ver», concluyó.