Ahora, el cónclave: Cómo es el protocolo para suceder al papa Francisco y quiénes son los candidatos
Se activan los mecanismos más antiguos de la Iglesia para definir quién será el nuevo Papa. La grieta en el Vaticano divide a los cardenales entre progresistas, moderados y conservadores.
Con la muerte del papa Francisco, la Iglesia Católica entra en una etapa crucial: la elección de su nuevo líder espiritual. El futuro pontífice no solo heredará el legado de Jorge Mario Bergoglio, sino que también deberá lidiar con una Iglesia dividida entre visiones opuestas: progresistas, moderados y conservadores.
Aunque parezca lejano para muchos, la elección del nuevo papa se parece bastante a una elección presidencial. No hay campañas públicas ni debates televisados, pero sí existen negociaciones, alianzas y hasta estrategias internas entre los cardenales que votarán en el cónclave. Este encuentro se celebrará a puerta cerrada en la Capilla Sixtina y solo podrán participar los cardenales menores de 80 años.
Hoy, el Colegio Cardenalicio es el más diverso de la historia, con representantes de todos los continentes, incluidos muchos provenientes de iglesias pequeñas o en zonas de pobreza, gracias a la visión del papa Francisco, quien quiso descentralizar el poder vaticano y darle más voz a las periferias.
Sin embargo, esa apertura no garantiza que su sucesor siga por el mismo camino. En palabras de la periodista italiana Francesca Ambrogetti, autora de dos libros sobre Francisco, “la ofensiva conservadora sigue viva, y muchas de las iglesias más alejadas tienden a aferrarse más a las tradiciones”.
El protocolo: ¿cómo se elige al nuevo papa?
Cuando un pontífice muere (o renuncia, como hizo Benedicto XVI en 2013), se convoca un cónclave: una reunión secreta donde los cardenales electores se encierran hasta alcanzar una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo papa. Cada jornada termina con la quema de las papeletas, cuyo humo blanco indica que ya hay nuevo líder en la Iglesia.
Este proceso, aunque profundamente espiritual, está lleno de tensiones políticas y doctrinales. Cada candidato representa no solo una región o cultura, sino una forma de ver el futuro de la Iglesia.
Los nombres que podrían convertirse en el próximo papa
Aunque hay más de 100 cardenales habilitados para votar, solo un puñado aparece como posible sucesor de Francisco. Entre ellos, destacan:
Matteo Zuppi (Italia, 69 años):
Arzobispo de Bolonia y actual presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Es uno de los preferidos del ala progresista, conocido como “el cura de la calle” por su cercanía con los más pobres. Su perfil encaja con la línea de Francisco, y es el favorito en muchas quinielas.
Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años):
Es uno de los rostros más queridos en Asia. Fue arzobispo de Manila y ahora dirige el Dicasterio para la Evangelización. Promueve una Iglesia compasiva, inclusiva y centrada en la justicia social. Muchos lo ven como una figura joven y con proyección mundial.
Pietro Parolin (Italia, 70 años):
Secretario de Estado del Vaticano, algo así como el canciller de la Santa Sede. Es un hábil diplomático, moderado, y muy cercano a Francisco. Su experiencia lo convierte en una figura de equilibrio dentro de la Curia.
Raymond Leo Burke (Estados Unidos, 76 años):
El más crítico con el papado de Francisco. Encabeza el ala ultraconservadora, se opone firmemente a los avances en temas de género y es visto por muchos como un obstáculo al diálogo dentro de la Iglesia.
Willem Eijk (Países Bajos, 71 años):
Arzobispo de Utrecht. También forma parte del sector conservador, especialmente en temas de moral sexual y familia. Ha sido crítico con varias reformas impulsadas por Francisco.
Peter Turkson (Ghana, 76 años):
De ser elegido, sería el primer papa africano. Es conocido por su trabajo en desarrollo humano y justicia social. Aunque tiene un perfil progresista, su candidatura podría generar consensos.
Peter Erdo (Hungría, 71 años):
Cardenal con buena reputación como mediador. A pesar de pertenecer al sector conservador, ha sido una figura de diálogo, incluso con gobiernos difíciles como el de Viktor Orbán.
¿Vuelve un papa italiano?
Desde 1978, la silla de San Pedro ha estado ocupada por pontífices no italianos. Pero algunos creen que ha llegado el momento del “retorno a casa”. Matteo Zuppi podría representar ese regreso simbólico, sin renunciar a las reformas iniciadas por Francisco.
Sin embargo, en el Vaticano nada está escrito hasta que sale el humo blanco. Las votaciones pueden dar giros inesperados y, como ha ocurrido en otras ocasiones, puede surgir un “papa sorpresa”, fruto de un acuerdo inesperado entre los bloques.
Lo que está en juego
Más allá de quién sea elegido, el nuevo papa tendrá en sus manos el rumbo de una institución con más de mil millones de fieles, en tiempos marcados por crisis internas, escándalos de abuso, pérdida de vocaciones y una necesidad urgente de adaptarse a los desafíos del siglo XXI sin perder su esencia.
La próxima fumata blanca no solo marcará el inicio de un nuevo papado, también definirá si la Iglesia avanza, se modera o vuelve a refugiarse en sus raíces más tradicionales.