¿Acabó con su vida o la silenciaron? Muere Virginia Giuffre, mujer que acusó de abuso sexual a Jeffrey Epstein y al príncipe Andrés de Inglaterra
Giuffre, con nacionalidades australiana y estadunidense, tenía 41 años. Había acusado al fallecido magnate Epstein de usarla.
La vida de Virginia Giuffre, una de las voces más reconocidas en la lucha contra el abuso sexual, se apagó este viernes en su casa de Neergabby, Australia Occidental. A los 41 años, tras años de enfrentar las secuelas del maltrato y del tráfico sexual que sufrió en su juventud, Giuffre decidió ponerle fin a su historia. Su familia, a través de un comunicado difundido por su representante, confirmó la dolorosa noticia.
Virginia se hizo mundialmente conocida por denunciar los abusos del millonario Jeffrey Epstein y señalar al príncipe Andrés de Inglaterra como uno de sus agresores cuando ella apenas tenía 17 años. Aunque el príncipe negó siempre los señalamientos, acabó cerrando un acuerdo extrajudicial millonario para evitar llegar a los tribunales.
En su mensaje, la familia describió a Virginia como una mujer de “coraje increíble”, que libró durante toda su vida una batalla contra las heridas profundas del abuso. “El daño fue tan pesado que, al final, se volvió insoportable”, lamentaron.
El suicidio de Giuffre ocurre apenas semanas después de que ella misma compartiera en redes sociales una desgarradora publicación desde un hospital australiano, donde fue ingresada tras sufrir un grave accidente de tránsito. En aquella ocasión, reveló que sufría de insuficiencia renal terminal, que los médicos le daban pocos días de vida, y que deseaba despedirse de sus hijos —Christian, Noah y Emily—, a quienes llamaba “la luz de su vida”.
La historia de Virginia, que tenía la doble nacionalidad australiana y estadounidense, se convirtió en un símbolo del coraje de las víctimas que enfrentan poderosos intereses y denuncian la explotación sexual. Su lucha abrió el camino para que otras sobrevivientes se animaran a alzar la voz, visibilizando redes de tráfico humano que operaban en las sombras de la alta sociedad.
La muerte de Giuffre vuelve a poner sobre la mesa el devastador impacto emocional que arrastran las víctimas de abuso, incluso muchos años después de los hechos. Además, deja interrogantes sobre la atención que reciben quienes se atreven a enfrentar estos traumas de forma pública y la necesidad urgente de un acompañamiento psicológico sostenido.
En medio del dolor, su familia pidió respeto por su memoria y privacidad para sus seres queridos en este momento tan desgarrador. La vida de Virginia fue una lucha constante por la verdad y la justicia; su partida deja un vacío enorme en el movimiento mundial de sobrevivientes.