Un cohete de SpaceX va camino de estrellarse contra la Luna
Lo que queda de un cohete Falcon 9 de SpaceX lanzado en 2015 bajo la misión Dscovr está fuera de control y podría estrellarse contra la Luna el 4 de marzo, según informa en Project Pluto Bill Gray, creador del software de astrometría Guide, utilizado por astrónomos profesionales y aficionados de todo el mundo para seguir objetos cercanos a la Tierra, asteroides, planetas menores y cometas.
El propulsor vacío del Falcon 9 que hoy orbita de forma caótica alrededor de nuestro satélite y tiene todos los números de estrellarse contra la cara oscura de la Luna lleva desde 2015 viajando al tuntún. Fue enviado para poner en órbita el observatorio climático del espacio profundo, o Dscovr, para monitorizar el viento solar y ganar precisión y tiempo de en las alertas y previsiones de la administración de océanos y atmósferas de EE.UU.
El cohete pudo dejar al observatorio en su sitio, el punto de Lagrange 1, donde Dscovr podría orbitar el sistema Sol-Tierra-Luna sin gran esfuerzo. Se esperaba que el casquete del cohete también se quedase en esa zona de equilibrio gravitatorio, pero no pudo colocarse en la zona y quedó abandonado a su suerte.
Lo que queda del Falcon 9 es una carcasa cilíndrica de 3,66 metros de diámetro, 16 metros de largo y unas 4,5 toneladas métricas. Un trozo de basura espacial similar a la carga de un camión cisterna, que se prevé que colisione a 2,58 kilómetros por segundo (unos 9.288 kilómetros por hora) cuando se estrelle.
«A diferencia de la Tierra, la Luna no tiene atmósfera, por lo que el cohete se quemará antes del impacto», reza el canal que está esperando que se produzca la colisión y sigue el movimiento del casquete del cohete mediante una simulación.
Según los datos de Gray y colaboradores de todo el mundo, se producirá «un impacto seguro a las 12:25:39 TU del 4 de marzo de 2022, latitud +4,93, longitud este 233,20, en el lado del Mare Orientale». Será prácticamente imposible verlo desde la Tierra, aunque sí podrá verse antes de estrellarse entre el 5 y el 7 de febrero.
Gray dispone de un modelo matemático de lo que hacen la Tierra, la Luna, el Sol y los planetas y de cómo su gravedad afecta a este objeto. «Tengo una idea aproximada de la cantidad de luz solar que lo empuja hacia fuera, alejándolo suavemente del sol. Esto suele permitirme hacer predicciones con bastante seguridad. Sin embargo, los efectos reales de esa luz solar son difíciles de predecir perfectamente. No sólo empuja hacia fuera, sino que parte de ella rebota ‘hacia los lados'», comenta el científico.
La basura espacial es molesta y entre astrónomos que buscan asteroides y otros astros se avisan para que no la consideren en sus observaciones o no las confundan. «Se supone que estamos buscando un trozo de roca, no chatarra», comenta Gray.
De hecho, el científico explica a sus seguidores que es partidario de que se piense dónde quedarán los propulsores de los cohetes cuando se lanzan misiones, y si se puede, dejarlos en órbitas cercanas a la Luna para que acaben estrellándose y permitan estudiar la selenología, o geología lunar, tras el impacto. Esto, según Gray, permitiría sumar conocimiento, y acabaría también con la basura, «pero creo que no está en el radar de la NASA o de la CNSA prever qué hacen con los restos de chatarra de sus misiones».
Gray y sus compañeros profesionales y aficionados seguirán de cerca la trayectoria. «Nos gustaría determinar la ubicación del impacto con la mayor precisión posible, para que la gente del Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO) y de Chandrayaan-2 pueda encontrar el cráter y, si tenemos suerte, tal vez tomar imágenes del impacto», comenta Gray.