Tribunal alemán juzga al expresidente de Volkswagen por el «dieselgate»
El grupo alemán admitió en 2015 que había instalado un software para manipular los niveles de emisiones en millones de vehículos en el mundo.
El ex presidente de Volkswagen, Martin Winterkorn, se enfrenta a partir de este martes a un juicio crucial en Alemania por su presunta responsabilidad en el escándalo conocido como «dieselgate», que hace casi una década sumió al gigante automotriz en una profunda crisis. El tribunal regional de Brunswick, cercano a la sede de Volkswagen en Wolfsburgo, será el escenario donde Winterkorn, de 77 años, deberá responder a varios cargos, entre ellos fraude, por su papel en la manipulación de emisiones en millones de vehículos.
En 2015, Volkswagen admitió haber instalado software en sus automóviles que alteraba los resultados de las pruebas de emisiones, haciendo que los vehículos parecieran menos contaminantes en laboratorio que en condiciones reales de conducción. Este engaño, conocido como «dieselgate», no solo afectó la reputación de la compañía, sino que también desencadenó uno de los mayores escándalos industriales en la historia reciente de Alemania.
Winterkorn, quien renunció poco después de que el escándalo estallara, enfrenta la posibilidad de una condena que podría llevarlo a pasar hasta diez años en prisión. A pesar de los repetidos intentos de llevarlo a juicio desde que surgieron las acusaciones, su frágil salud ha retrasado el proceso. En 2021, se esperaba que compareciera junto a otros ejecutivos de Volkswagen, pero su caso fue aplazado debido a problemas de salud y separado de la causa principal.
Ahora, aunque el juicio finalmente comienza, persisten las dudas sobre la capacidad de Winterkorn para soportar un proceso judicial que se prevé largo, con audiencias planificadas hasta mediados de 2025. Según informes de la prensa, el exejecutivo se sometió a una cirugía en junio, lo que ha generado nuevas preocupaciones sobre su estado físico.
El caso de Winterkorn no solo es significativo por su impacto en la industria automotriz, sino también porque representa una prueba para la justicia alemana en su capacidad para abordar la rendición de cuentas en casos de fraude corporativo a gran escala.