¿Por qué continúa la caza de ballenas pese a una moratoria internacional?
La caza de ballenas se practica desde al menos el siglo IX, por su carne, su aceite -antiguamente utilizado para la iluminación- y por sus huesos, tallados como herramientas.
El reciente arresto del conocido activista Paul Watson en Groenlandia ha renovado el debate sobre la caza de ballenas, un tema que sigue siendo controvertido a pesar de la moratoria global instaurada en 1986. A pesar de esta prohibición, que debería proteger a las ballenas, tres países continúan con la caza, mientras que otras prácticas persisten bajo justificaciones controvertidas.
Orígenes y Motivaciones de la Prohibición
La caza de ballenas tiene una larga historia, comenzando al menos desde el siglo IX, cuando se cazaban por su carne, aceite y huesos. La industrialización de esta práctica en el siglo XIX llevó a la muerte de cerca de 3 millones de cetáceos en el siglo XX, según la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA). Para enfrentar la alarmante disminución de las poblaciones, como la casi extinción de las ballenas jorobadas en la década de 1950, se creó la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en 1946. En 1986, se implementó una moratoria global sobre la caza comercial para permitir la recuperación de las especies.
Excepciones a la Moratoria
A pesar de la moratoria, tres países han continuado la caza comercial de ballenas: Japón, Noruega e Islandia. Japón, en particular, se retiró de la CBI en 2019 y reanudó la caza comercial poco después. Noruega e Islandia también siguen concediendo cuotas para la caza, a menudo en desacuerdo con las regulaciones internacionales.
La moratoria permite la caza de ballenas para ciertas comunidades indígenas en Groenlandia, Canadá, Rusia y otros países, pero solo con fines de subsistencia. También existe una cláusula que permite la caza con fines científicos, aunque esta ha sido criticada por ser una justificación insuficiente y su utilidad es cuestionada por expertos como Paul Rodhouse, de la Marine Biological Association del Reino Unido.
Estado Actual de las Poblaciones de Ballenas
La moratoria de 1986 ha tenido un impacto positivo en algunas especies. Por ejemplo, la población de ballenas jorobadas ha aumentado a unos 25,000 individuos, clasificándolas como «preocupación menor» según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Sin embargo, otras especies siguen en grave peligro. La ballena azul está clasificada como «en peligro», y la ballena franca del Atlántico norte está «en peligro crítico de extinción» con solo unos 200 individuos restantes.
Las ballenas enfrentan múltiples amenazas, además de la caza. Colisiones con barcos, redes de pesca, contaminación y el cambio climático contribuyen a su fragilidad. Un estudio australiano revela que el número de ballenas en el Pacífico norte disminuyó un 20% entre 2012 y 2021 debido a la escasez de fitoplancton, su principal fuente de alimento.
Controversias y Argumentos Actuales
Recientemente, Japón ha lanzado el «Kangei Maru», un barco factoría destinado a intensificar la caza. Japón ha añadido los rorcuales comunes a la lista de cetáceos cazables, aunque estos están clasificados como «preocupación menor». Sin embargo, el rorcual boreal está considerado «amenazado». La justificación del gobierno japonés se basa en una tradición que data del siglo XII y en la «seguridad alimentaria», aunque el consumo de carne de ballena ha disminuido significativamente desde su apogeo en 1962.
En Islandia, el interés por la carne de ballena también ha disminuido. Una encuesta de 2023 muestra que el 51% de los islandeses se opone a la caza de ballenas. En junio de 2023, la caza fue temporalmente suspendida tras un informe que detallaba el sufrimiento prolongado de las ballenas debido al uso de arpones con punta explosiva.
Importancia Ecológica
Las ballenas juegan un rol crucial en los ecosistemas marinos. Contribuyen a la salud del océano al enriquecer las capas superficiales con nutrientes esenciales, como el hierro, que favorecen la vida marina. Paul Rodhouse subraya que la protección de las ballenas es vital para mantener el equilibrio de los ecosistemas y, por ende, la salud del medio ambiente y de los seres humanos.
La caza de ballenas sigue siendo un tema profundamente divisivo, con justificaciones variadas y consecuencias significativas para la biodiversidad marina. La continuidad de la moratoria y el respeto a las regulaciones internacionales son esenciales para garantizar la recuperación y protección de estas especies emblemáticas.