Pese a la prohibición de hacer deporte, las mujeres afganas intentan ejercitarse en secreto
Muchas atletas mujeres huyeron de Afganistán después del ascenso al poder de los talibanes, cuyo gobierno no ha sido oficialmente reconocido por ningún Estado.
En Kabul, Afganistán, Sanah, una joven de 25 años, y otras mujeres se reúnen casi todas las mañanas para caminar juntas por las calles, evitando los puestos de control talibanes. Su actividad, que busca mejorar la salud y el bienestar mental, se realiza en secreto debido a la prohibición de los talibanes sobre el deporte femenino.
Sanah y sus compañeras deben mantenerse alejadas de los puntos de control, donde los talibanes cuestionan la razón de su presencia en la vía pública a esas horas. La interpretación estricta de la ley islámica por parte de las autoridades talibanes ha llevado a la imposición de severas restricciones sobre las mujeres, quienes, según la ONU, sufren un «apartheid de género».
Desde noviembre de 2022, el Ministerio de Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio prohibió a las mujeres acceder a parques y gimnasios, argumentando que estas actividades violaban el código de vestimenta que exige a las mujeres cubrirse adecuadamente. Aunque algunos gimnasios ofrecían horas exclusivas para mujeres, la mayoría han cerrado tras la prohibición.
Sanah, aspirante a instructora de yoga, guía a su grupo en ejercicios aeróbicos y meditación. A pesar de las limitaciones, ella y otras mujeres siguen buscando formas de mantenerse activas, conscientes de los riesgos asociados.
Rayan, de 19 años, y sus compañeras, exiliadas de su gimnasio, ahora entrenan en casa con el equipo disponible. A pesar de entrenar menos, Rayan asegura que nunca han dejado de practicar, utilizando el boxeo como una forma de escapar de la angustia y el agotamiento que sienten.
La situación ha dejado a muchas mujeres atletas en un estado de desesperanza. Bahar, exboxeadora, expresa cómo el boxeo le ofrece un respiro, aunque su actividad sigue en secreto, incluso ante su esposo.
Muchas atletas femeninas han huido del país tras el regreso al poder de los talibanes. Algunas siguen compitiendo internacionalmente, como en los recientes Juegos Olímpicos de París, aunque entrenan fuera de Afganistán y representan a la república derrocada.
Banafsha, cinturón negro en wushu, refleja sentimientos encontrados sobre la participación olímpica de mujeres afganas. Aunque se alegra de que las mujeres sigan comprometidas, se entristece al saber que no pueden competir desde su propio país.
Hasina Hussain Zada, de la organización Free to Run, que promueve el empoderamiento femenino a través del deporte, subraya que los entrenamientos en línea no pueden sustituir la experiencia de entrenar en persona. A pesar de los desafíos, la organización continúa respaldando a las mujeres para que sigan ejercitándose con precaución, buscando mantener viva la esperanza en tiempos difíciles.