Nueva Orleans en alerta por llegada del huracán Francine
El huracán amenazaba algunas zonas costeras con una marejada ciclónica de 2,5 metros.
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El huracán amenazaba algunas zonas costeras con una marejada ciclónica de 2,5 metros.
Huracán Francine se aproxima con fuerza a la costa del Golfo: Evacuaciones y emergencias en marcha
El huracán Francine, una tormenta de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson, avanza amenazante hacia la costa del Golfo de México. A primera hora del miércoles, la tormenta se encontraba a unos 395 kilómetros al suroeste de Morgan City, Luisiana, desplazándose a una velocidad de 145 kilómetros por hora hacia el noreste. Su aproximación ha puesto en alerta a una amplia franja de la región, desde Nueva Orleans hasta la frontera entre Alabama y Florida.
El Centro Nacional de Huracanes ha informado que Francine podría intensificarse y alcanzar la categoría 2 antes de tocar tierra, con vientos máximos sostenidos que podrían oscilar entre 154 y 177 kilómetros por hora. La situación ha llevado al Servicio Meteorológico Nacional a emitir advertencias sobre marejadas ciclónicas de hasta 2,5 metros, que podrían afectar severamente las áreas costeras.
En respuesta a la creciente amenaza, el gobernador de Luisiana, Jeff Landry, ha declarado el estado de emergencia para prepararse ante las lluvias torrenciales, los vientos destructivos y el riesgo de tornados. Además, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha ordenado la declaración de emergencia federal en Luisiana para facilitar los esfuerzos de rescate y socorro.
El impacto de Francine no se limita a las personas; la producción de petróleo y gas en la región también se ha visto gravemente afectada, con una cuarta parte de la capacidad de producción paralizada debido a las condiciones adversas. Los residentes y las autoridades están trabajando rápidamente para asegurar que todos los preparativos se completen a tiempo.
La amenaza de Francine revive el temor a eventos similares al huracán Katrina de 2005, que devastó Nueva Orleans y sus alrededores, causando casi 1.400 muertes y daños por valor de 125.000 millones de dólares, según el Centro Nacional de Huracanes. En este contexto, la comunidad se enfrenta a una nueva prueba de resiliencia y preparación.