La rebelión del grupo Wagner revela los problemas que existen en el régimen de Putin
Las consecuencias de la rebelión de Yevgeny Prigozhin
El rápido levantamiento y caída de Yevgueni Prigozhin contra el establishment político de Moscú ha llamado la atención del mundo entero, pero pocos se han dado cuenta del verdadero coste que el incidente le ha supuesto a Vladímir Putin: una rebelión que ha sacado a la luz las grietas que existen en el gobierno ruso.
Los problemas vienen de atrás
La violencia que se ha desatado entre el grupo Wagner y los líderes del ejército ruso lleva gestándose durante meses por culpa del crecimiento de las tensiones entre Prigozhin y los oficiales de defensa rusos.
Un enfrentamiento largo
El líder del grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, ha acusado abiertamente al Ministerio de Defensa ruso de no haberles mandado suficiente munición durante la batalla que los mercenarios libraron por hacerse con Bajmut, señalando directamente al ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, y al jefe del Estado Mayor, Valery Guerasimov.
Las críticas del lídel de Wagner
Una de las críticas más fuertes lanzadas por Prigozhing hacia el ministro Shoigú y Valery Guerasimov ocurrió en un momento crucial de la batalla por Bajmut. El capitán del grupo mercenario publicó un vídeo en redes sociales en el que pedía más munición mientras enseñaba a los soldados muertos pertenecientes al grupo Wagner.
Prigozhin pedía más munición
«Shoigú, Guerasimov, ¿dónde está mi **** munición?», demandaba Prigozhin a través de un mensaje el 5 de mayo, según la traducción de la agencia de comunicación ‘Reuters’. «Míralos (a los mercenarios muertos), seréis hijos de ****… Estos son los padres de alguien», decía Prigozhin.
La tensión alcanzó su máximo
El 23 de junio, la tensión terminó explotando cuando el Ministerio de Defensa supuestamente lanzó misiles a un recinto del grupo Wagner, matando a 2.000 soldados, según publicó el líder Prigozhin a través de su canal de Telegram en una serie de audios recogidos por ‘NBC News’.
Buscando justicia
«A los que han destrozado a nuestros muchachos, a quienes han destrozado las vidas de decenas de soldados rusos, serán castigados. Pido que nadie oponga resistencia», decía entonces Yevgueni Prigozhin.
Wagner se hizo con dos ciudades importantes
En ese momento, comenzó la marcha hacia Moscú y el grupo Wagner se hizo con el control de dos importantes ciudades rusas. Putin entonces se vio obligado a hacer una declaración pública en la que tachó al líder de Wagner de traidor. Mientras tanto, Prigozhin se encontraba ya a 200 km a las afueras de Moscú en menos de 48 horas.
Se llegó a un acuerdo
Más tarde, según informaba ‘Associated Press’, Yevgueni Prigozhin conseguiría un acuerdo con Putin para cesar el motín, un acuerdo mediado por el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, en el que Prigozhin conseguía asilo en Bielorrusia y amnistía para todos los soldados de Wagner que participaron en la rebelión.
La rebelión acabó rápidamente
Sin embargo, aunque la rebelión de Wagner terminó rápidamente, el daño a Rusia y al régimen de Putin ya estaba hecho. Wagner no solo demostró lo fácil que es avanzar por el país, enfrentándose tan solo a la oposición de pocas unidades del ejército ruso, sino que también confirmó un problema aún más importante para Moscú.
La debilidad del liderazgo ruso
«Lo que Prigozhin ha llamado la Marcha por la Justicia será recordada no tanto por la propia actuación militar sino por lo que nos ha revelado sobre Rusia», escribió el periodista del medio estadounidense ‘Politico’, Leon Aron.
Arrojando luz sobre la situación real del régimen ruso
«Como si fuera una linterna, esta rebelión de 48 horas nos ha dejado ver las turbias entrañas del régimen de Putin, incluyendo la división de lealtad en el ejército, el aparente apoyo vacío del pueblo hacia el régimen y, por lo tanto, la frágil legitimidad de dicho régimen», continuaba el periodista Leon Aron.
La opinión del diplomático Antony Blinken
Pero no han sido solo los dirigentes y los analistas políticos los que han tomado nota del coste que le ha supuesto a Putin el motín del grupo Wagner. El diplomático estadounidense y secretario de Estado, Antony Blinken, comentó que la situación había ofrecido una visión real de lo débil que Putin se había vuelto.
Estados Unidos está siguiendo al detalle la situación
Antony Blinken explicó el 25 de junio en una entrevista con la presentadora del programa ‘Face the Nation’, Margaret Brennan, que la historia aún no había terminado y que Estados Unidos estaba observando muy de cerca la situación, aunque explicó a la presentadora de la cadena ‘CBS News’, que hay que poner los hechos en el contexto correcto.
Lo sucedido dentro de su contexto
«Hace 16 meses, el ejército ruso estaba a las puertas de Kiev en Ucrania, pensando que tomarían la ciudad en un par de días, creyendo que podrían eliminar a Ucrania del mapa como un país independiente», explicó el secretario de Estado.
La defensa de Moscú
«Y ahora, en este fin de semana», continuó Blinken, «han tenido que defender Moscú, la capital de Rusia, contra los mercenarios que el propio Putin ha creado», añadiendo además que el incidente, «plantea serias cuestiones sobre las propias premisas de Rusia en su ataque contra Ucrania».
Una muestra de debilidad
Antony Blinken también señaló que el motín cuestionaba la autoridad de Putin y mostraba las grietas que esta tenía, señalando que nadie sabía a dónde puede llevarnos esa nueva realidad, pero mencionaba que Putin tiene ahora muchas explicaciones que dar en las próximas semanas y meses.
¿Qué va a pasar ahora?
Cómo se acabará desarrollando la situación es aún difícil de saber. Lo que sí parece, teniendo en cuenta estas voces, es que la rebelión de Yevgueni Prigozhin ha servido para debilitar a Rusia y reforzar a Ucrania. El grupo Wagner era una de las fuerzas de batalla más capaces que tenía Putin y ahora parece que su fin ha llegado.