Cadena perpetua para enfermero que asesinó a 85 pacientes en Alemania
La justicia alemana condenó el jueves a cadena perpetua a un enfermero por el asesinato de 85 pacientes, lo que lo convierte en uno de los peores asesinos en serie de la historia reciente.
Un exenfermero a quien «le gustaba poner a los pacientes en paro cardíaco porque disfrutaba de la sensación de poder resucitarlos» ha sido condenado por 85 cargos de asesinato en un tribunal en el noroeste Alemania.
El tribunal de Oldenburgo, en el noroeste de Alemania, declaró este jueves a Niels Högel, de 42 años, culpable de asesinar a esos pacientes mediante inyección en los hospitales donde trabajó entre 2000 y 2005.
La policía sospechó que podría haber asesinado hasta a 200 personas, pero varios casos no podrán ser esclarecidos ya que los cuerpos de las presuntas víctimas fueron incinerados.
Ese tribunal señaló la «seriedad particular de estos crímenes» y la condena tiene el fin de asegurar que Hoegel permanezca en prisión más allá del término estándar de 15 años, según informa la agencia dpa.
En palabras de Högel aquellos eran momentos de gran excitación. Cuando devolvía a la vida al paciente se sentía «muy bien», cuando moría se prometía no volverlo hacer.
Pero sus buenos propósitos se desvanecían con el tiempo, por aburrimiento y hambre de reconocimiento a su valía.
El supuesto arrepentimiento del enfermero no ha aliviado el dolor de los familiares y tampoco este juicio tardío, ha despejado, como reconoció el magistrado, todas las incógnitas.
«No merece nuestro perdón, es un narcisista, mentirosos convulsivo y sin escrúpulos», declaró Christian Marbach, nieto de una de las víctimas, parafraseando al juez Bührmann.
«Lo importante ahora es llevar ante la Justicia a los médicos y enfermeras que trabajaban en las clínicas por las que pasó Högel y que le dejaron hacer mirando hacia otro lado» subrayó Marbach, que no logra entender, como nadie en este país, cómo es posible que 300 muertes quedaran 15 años ocultas bajo la alfombra.
Sólo un antiguo colega de Höge ha testificado abiertamente en el juicio, convencido de que «la cultura del silencio te hace de alguna manera cómplice», explicó Frank Lauxtermann ante el tribunal, una reflexión que evoca la cultura de mirar para otro lado que se instaló en Alemania nazi. Dispuesto a romper ese muro de silencio, el juez Buhrmann ha ordenado investigar a ocho ex compañeros de Högel por perjurio.
Högel se postuló a la unidad de cuidados intensivos del hospital de Delmenhorst con una carta de referencia que le describía como alguien que trabajaba «independiente y concienzudamente».