Vuelven Los Pitufos con una nueva serie
Nickelodeon anunció la vuelta de Los Pitufos.
Pasaron los 50 años y siguen estando en los planes a la hora de seducir nuevas audiencias infantiles. Los Pitufos, esas criaturitas azules que viven en una aldea, nacieron de la mano del dibujante Peyo el 23 de octubre de 1958, cuando el belga los introdujo en el cómic de Johan y Pirluit. En los ’80 vivieron su gran punto de popularidad en la TV, a pura ternura, un rato antes de la llegada de esa familia amarilla que desató el furor -Los Simpson-, ese clan irónico y de a ratos brutal.
La noticia es el regreso de los pequeñitos adorables que habitan en comunidad y se organizan bajo el mando de Papá Pitufo. Nickelodeon prepara una serie.
La ficción animada se estrenará en 2021 y seguirá las aventuras de Pitufina, Filósofo, Fortachón, Torpe y tantos personajes que marcaron a varias generaciones de niños.
«Los Pitufos es una franquicia mundial icónica que ha resonado en el público durante décadas», explicó Pam Kaufman, presidenta de ViacomCBS Consumer Products -propietaria de Nickelodeon. Los planes de la compañía pasan por revivir la historia y algo más. Detrás de la estrategia hay un negocio en potencia: una línea nueva de juguetes y accesorios basados en la serie.
Las últimas incursiones de Los Pitufos en cine fueron con las películas de 2011, 2013 y 2017.
Entre las novedades que prepara Nickelodeon también se incluye una precuela de su exitosa serie de dibujos Bob Esponja.
Al principio, los Pitufos eran apenas personajes secundarios dentro de una tira cómica, pero las ventas se dispararon tanto que los productores exigieron al dibujante convertirlos en estrellas. En 1981 el dúo Hanna- Barbera, responsable de éxitos como Scooby Doo y Los Picapiedra, solicitó una serie de dibujos animados.
Se produjeron nada más y nada menos que 256 episodios, que se proyectaron en más de 30 países.
Los pecados capitales aparecen representados en las características de cada uno de los principales personajes. Filósofo encarna la envidia; Goloso, la gula; Gruñón, la ira; Pitufina invita a la lujuria; Perezoso encarna la holgazanería; Fortachón es algo así como el rey de la soberbia. Y siguen los pecados simbólicos en cada criaturita azul.
Para quienes analizaron a fondo la historia, la comunidad en la que viven se asemeja a la utópica sociedad marxista: el dinero, la familia, la religión y la propia individualidad brillan por su ausencia. El sacerdote, como símbolo del mal, podría estar representado por el propio Gárgamel (su casa parece un templo y su vestimenta, una sotana).
En los ’80, a la par del fenómeno, se difundió una teoría que aterró a padres e hijos: que los Pitufos estaban malditos.
Este año una noticia llegada desde Francia sorprendió a los fans de Los Pitufos: en ese país hubo una concentración de 3.500 Pitufos, en plena crisis del coronavirus, una manifestación que la prensa tildó de «irresponsable».
Con sus cuerpos y rostros pintados de azul y con gorros blancos, los manifestantes bailaron y batieron el récord Guinness de la mayor concentración de Pitufos en todo el mundo.