“Jeffrey Epstein: Asquerosamente rico”: cuando tienes mucho dinero, pero nada de moral
ADVERTENCIA: los testimonios de “Asquerosamente rico” son abominables, pueden herir susceptibilidades y generar malestar físico en el espectador. Las sobrevivientes intentaron denunciarlo en varias ocasiones, incluso contrataron abogados especializados en abuso sexual, pero Epstein salía libre. Esta es la historia
Jeffrey Epstein fue un manipulador y narcisista, rasgos que tienen los depredadores sexuales. Fue acusado por abuso sexual desde los años noventa, pero sus influencias lo libraron de problemas en varias ocasiones. Pero en 2019 una acusación federal de Nueva York sacó a la luz lo que sería una extensa red de jóvenes adolescentes forzadas a satisfacer el apetito sexual de este multimillonario. Su historia ahora está disponible como una serie documental para Netflix.
“Jeffrey Epstein: Asquerosamente rico”, que al cierre de este artículo es la serie más vista de Netflix en Perú, muestra los testimonios de varias de las víctimas del empresario, que recordaron momentos desagradables de sus vidas cuando apenas eran unas adolescentes; época en la que este hombre de casi 50 años las utilizó para satisfacerse. Narra las técnicas que él utilizó para convencer a chicas de un perfil similar: provenientes de familias destruidas, víctimas de abuso sexual previo, con carencias afectivas y económicas.
Como el Lobo Feroz del cuento, Epstein las engañaba para que trabajen para él como masajistas a cambio de 200 dólares; pero al llegar a su mansión de la exclusiva Palm Beach (Florida), eran tocadas en contra de su voluntad. ¿Estabas harta de este Epstein? Para conseguirlo solo tenías que llevarle a tus amigas, por lo cual él te pagaría otros 200 dólares. Así tejió su red de tráfico de personas, no solo para él, sino también para sus amigos, algunos más famosos que otros.
MANIPULADOR
Epstein se abrió paso hasta la cumbre del mundo financiero a base de mentiras y manipulación. Intentó estudiar en la universidad, pero no logró terminar sus estudios. Consiguió trabajar como profesor de matemáticas en un colegio de prestigio usando información falsa. Tras ello, empezó a generar una red de contactos que le sirvieran hasta llegar a Wall Street.
Inició su carrera como financiero en el banco de inversión a la empresa Bear Stearns, donde uno de sus jefes descubrió las mentiras de su hoja de vida; pero Epstein supo convencerlo, manipularlo, para quedarse en la compañía. Le fue bien y, al salir, formó su propia firma: J. Epstein & Co.
Continuó abriéndose camino entre las personas millonarias y se compró una gran casa en la zona más privilegiada de Florida. Se hizo amigo de otros empresarios adinerados como él, algunos de ellos es Donald Trump, quien en el 2019 cuando el escándalo Epstein salió a la luz, indicó que llevaba más de una década peleado con él y que nunca “fueron tan cercanos”.
AGRESOR
Con la lujosa casa en Florida, Epstein también adquirió una en Nueva York y otra París; pero eso no le bastó: también adquirió una isla para él y para sus perversos fines. Las mujeres que brindan su testimonio en el documental, dirigido por la cineasta Lisa Bryant, muestran las cicatrices emocionales de la violencia a la que fueron sometidas. Algunas de ellas hablan por primera vez sobre cómo este hombre logró salirse con la suya y utilizar al sistema judicial estadounidense a su favor.
Silenciadas y amenazadas por él o sus entorno, las víctimas tuvieron que salir de Estados Unidos o alejarse de las ciudades donde Epstein tenía una propiedad. Lo increíble, o no tan increíble, pero sí indignante, es que estos actos ocurrieron a la vista de varias personas, empleados de Epstein y amigos suyos que prefirieron hacerse de la vista gorda.
El caso Epstein también ha arrastrado a otros nombres. En el documental se menciona el del expresidente de Estados Unidos Bill Clinton,las sobrevivientes afirman haberlo visto en la casa del depredador, pero niegan que él haya hecho algo contra de ellas. Tampoco faltan las menciones al infame Harvey Weinstein y el Príncipe Andrés del Reino Unido, que niega que haya utilizado de los “servicios” de su amigo. No obstante una de las víctimas, Virgina Roberts, afirma que este personaje de la realeza británica en casa de Epstein la violó.
IMPUNES
Epstein se suicidó en su celda (ahorcamiento con una sábana) el 10 de agosto de 2019, días antes de presentarse ante un juez en Nueva York. Pero este hecho parece poco probable para la familia del sujeto, así como para algunos investigadores, pues la lesiones que revela la autopsia muestran fracturas que no coinciden con un suicidio. Su muerte ha sido blanco para las típicas teorías de conspiración, que afirman que fue asesinado.
Dos días antes de la asfixia, Jeffrey Epstein autorizó el traslado de toda su fortuna a las Islas Vírgenes; un conocido paraíso fiscal. Esto puede indicar que murió sin remordimientos, pues al deshacerse de su dinero evitó que sus víctimas reciban una indemnización por todos los daños recibidos. Con Epstein fuera del cuadro, el caso aún no ha terminado. Sus cómplices, personas que sabían lo que hacía y que jamás dijeron nada, siguen sin pagar por sus culpas. Porque ellos también son parte del problema.