Glenda Pereza asegura que se sintió «indigna» cuando su actual esposo le pidió matrimonio
Presentadora aseguró que tenía miedo a ser juzgada por volverse a casar.
Desde que inicio el programa de televisión “Divas pero divinas”, las presentadoras Glenda Peraza, Viviana Calderón, Cristiana Nazar y Maureen Salguero han contado sus más íntimos secretos a los televidentes e incluso han llorado mientras recordaban esos momentos.
Este pasado lunes el tema del programa fue “Hasta que la muerte nos separe”, un tema complicado y del cual las presentadoras dieron sus opiniones personales sobre los duras momentos que han vivido durante sus separaciones.
Glenda Peraza fue la primera en contar todo lo que vivió durante su divorcio con el ex futbolista Austin Berry, luego de estar casada por más de 16 años. Glenda reveló que el motivo de su divorcio fue una infidelidad descubierta por parte del ex futbolista, y aseguró que cuando ella tomó la decisión de divorciarse, nada ni nadie la iba a hacer cambiar su pensamiento.
Peraza aseguró que cuando se divorcio recibió críticas muy fuertes por su decisión, debido a que muchas personas le cuestionaron que si ella creía en la religión cristiana, debía perdonar a su ex esposo.
“Se los juro, hasta que me dan un poquito de ganas de llorar. Por mucho tiempo después de mi divorcio me criticaron, mucha gente me decía que cómo iba a divorciarme, que por qué si yo era cristiana no lo perdoné. Y yo desde el día uno perdoné a Austin. Esto es muy duro, la gente que está pasando por esto lo sabe”, expresó entre lágrimas.
Pero que el momento más duro fue cuando le abrió de nuevo las puertas al amor.
“Yo no pensaba en divorcio, mucho menos en novio. ¿Cómo yo cuarentona con novio? Y mucho menos pensar otra vez en matrimonio”.
La presentadora detalló que conocer a su actual esposo fue un acto inesperado y que nunca le pasaba por la cabeza volver a contar matrimonio, lo único que había contemplado era vivir en unión libre, pero que Byron Garita, su actual esposo, fue quien la motivó para volver a casarse.
Lo que pasa es que cuando conocí a Byron, que es un hombre hecho y derecho, de valores ejemplares en su familia, yo me hubiera juntado y felices los tres. Pero mi marido es de muchos valores y él me dijo: «Es que yo me quiero casar porque me voy a casar para toda la vida con usted».
Me sentía indigna, vea que feo hasta donde la sociedad nos puede castigar.
Cuando Byron me dijo que si quería ser su esposa, me sentía tan indigna, sobre todo ante su familia y no porque ellos me juzgaran, sino porque la sociedad me hacía sentir indigna, la sociedad me hacía sentir que yo no valía para volverme a casar, que cómo iba a pasar por un ridículo de desfilar. Hasta que él me dijo: ‘Pero amor, usted se merece esto y yo también’ y fue cuando dije: ‘La verdad es que él y yo nos merecemos esto y más’»