365 días, parte 2″, detrás de cámaras: ¿las escenas íntimas son reales?
La película más vista de Netflix Costa Rica trae de regreso a Massimo y Anna, así como sus ya comentadas secuencias solo para adultos. ¿Cómo se filmaron?
Después de 2 años de espera, la secuela de la película erótica de Netflix “365 días”, protagonizada por Michele Morrone y Anna Maria Sieklucka, ha llegado al streaming.
Con una primera parte, que provocó más de una división por parte de los espectadores y de la crítica, esta entrega vuelve para contar la histora de Massimo y Laura, la misma que vuelve a incluir escenas solo para adultos.
Con “365 días: parte 2″, explícita igual que la primera parte, algo que ha llamado la atención a los espectadores es cómo se filman estas secuencias. ¿Qué es cierto y qué no detrás de las sugerentes escenas?
Sobre esto, en una transmisión de Instagram, Michele Morrone habló de los mensaje que recibe de sus fans y de la gente en general por el contenido de la película.
“Chicos, parecen reales, porque somos buenos actores. Sabemos cómo fingir, pero no lo son. Sé que mucha gente me escribe diciendo: ‘Dios mío, esto es real’. ¡Parece! Pero al mismo tiempo no”, comentó.
Así también, en 2020, le dijo al portal Popbuzz.com que una de las escenas más difíciles de grabar en la primera parte fue la escena del jet privado.
“Usamos una prótesis para simular contacto real. Fue incómodo, pero rápido. Sobre todo, porque no conocía a la actriz con la que debía filmar. El director solo dijo ‘cámara y acción’”, compartió.
¿Cómo se filman las escenas íntimas de “365 días: parte 2″?
Los principales programas de televisión de EE. UU. y el Reino Unido han incluido escenas explícitas. Ficciones como “Bridgerton”, “Euphoria” y “Sex education” han contratado a especialistas para ayudar a los actores a coreografiar escenas íntimas y asegurarse de que todo salga como es debido.
Para “365 días: parte 2” el proceso ha sido diferente. El director de fotografía de la película, Bartek Cierlica, le dijo a Variety: “Queríamos que la cámara fuera lo más invisible posible, para dejarlos actuar; así que, de hecho, las tomas fueron muy, muy largas”.
“Creamos la atmósfera más íntima que pudimos para los actores. Redujimos el equipo en el set al mínimo. Como era cámara en mano, yo seguía su acción y trataba de mostrar su pasión de una manera natural, pero con respeto. Queríamos que estas escenas sean auténticas, que el espectador se sienta atraído por Massimo y Anna. Buscamos momentos naturales, sin cruzar la frontera de la pornografía”, explicó