Un futbolista alquiló un edificio para alojar a 90 trabajadores que dormían en la calle
¿Quién es el futbolista de 25 años que mostró su lado más solidario en plena pandemia de coronavirus.?
Mientras la crisis económica hace estragos a nivel mundial al mismo ritmo que la pandemia de coronavirus afecta la situación sanitaria de muchos países, algunos deportistas que se encuentran en una posición de relativo privilegio decidieron dar una mano a quienes necesitan ayuda urgente.
Es el caso por ejemplo de Keita Balde, futbolista hispano-senegalés que juega en Mónaco. El extremo formado en el Barcelona alquiló un edificio en el que podrán vivir 90 trabajadores temporales del campo que pasaban las noches en las calles de la localidad catalana de Lérida.
Incluso confía en rentar otro inmueble más dentro de poco para alojar a un total de 200 jornaleros y que «estén todos colocados y todos bien».
«Me estoy encargando personalmente de todo este tema, de los temporeros. Estamos con los detalles en el primer hogar, es un edificio para meter a 90 personas, estamos con el papeleo», aseguró el atacante de 25 años a través de un vivo de Instagram, en el cual también reveló que está en la búsqueda de una segunda vivienda pero que «al tratarse de 200 personas no es fácil».
Nacido en el municipio de Arbucias, Gerona, Baldé tomó la nacionalidad de Senegal, país africano al que representó en el Mundial de Rusia 2018. De ese continente provienen casi la mitad de los trabajadores que participan en la cosecha de la fruta, que este año se vieron afectados por la pandemia de coronavirus. Los temporeros son empleados para trabajar pero no se les brinda alojamiento ni comida, por lo que buscan refugio en las calles.
«Me he ofrecido voluntario para poderles ayudar. Estaban sin hogar, en cartones, sin comida, sin nada, se daban una paliza para trabajar, con el tema del coronavirus no han parado», afirmó el ex jugador de Inter y Lazio, que cuenta con el apoyo de la activista interracial Nogay Ndiaye.
El futbolista explicó que quiere colaborar con vivienda, comida y ropa para los damnificados. También aclaró que pretendía llevar a cabo la campaña de manera anónima, pero ante las complicaciones para conseguir alojamiento decidió hacer público el gesto solidario.
«He tenido que salir a la luz para encontrar algún sitio donde meterlos, he dicho que hay garantías, que si hace falta se paga por adelantado», reveló y anticipó que la primera provisión de alimentos también salió de su bolsillo: «No les va a faltar nada, yo ya he mandado el dinero para que esté cubierta la comida toda la semana».
«Los voy ayudar con mi corazón, haré todo lo que esté en mis manos para facilitar su estancia en Lérida. Creo que el tema de país, de colores, tiene que perderse ya y no ser un problema», esbozó sobre la discriminación que sufren muchísimas personas a diario. «Si una persona ayuda a 200 personas con comida y cosas, imagina si nos juntáramos cinco. ¿Qué podríamos conseguir? Hay que reflexionar en un mundo mejor», consideró.
Por último recordó su etapa formativa en Barcelona, donde «nunca» sufrió problemas de racismo, e invitó a dejar de lado las diferencias en la sociedad. «Hagamos las cosas juntos, así el mundo irá para arriba. Ahora soy padre de familia y me gustaría tener un gran mundo, un gran futuro para mis hijos. Que puedan seguir sus sueños, trabajar tranquilamente y ser amigos de todos, negros, blancos, árabes», cerró.