¿Quién es el excorredor que lleva más de 20 años en una isla desierta?
Fue millonario, lleva más de 20 años en una isla desierta y cuenta sus secretos para sobrevivir al aislamiento.
La pandemia de coronavirus deja cifras alarmantes de muertos y contagiados alrededor del mundo Y en medio de la emergencia sanitaria, la gente debió cambiar su hábitos, adaptar sus costumbre, para poder evitar la propagación del Covid-19.
Sin embargo, existen algunas excepciones. Y un caso es el ex corredor de bolsa millonario David Glasheen, quien hace más de 20 años vive en una isla desierta, y para quien la vida permanece sin cambios.
Glasheen, de 76 años, vive en la Isla de la Restauración frente a la costa del norte de Australia desde 1997, después de perder su riqueza.
Según reveló en su momento, se mudó allí solamente con un bolso. «Tenía tres camisas, dos pares de pantalones cortos y nadadores, una antorcha decente, un par de libros, un frasco de chile en polvo, mi cepillo de dientes y un poco de pasta para lavarlos», contó.
El excéntrico ermitaño, que deseaba «escapar del Gran Hermano» y del «peso de la vida moderna», le dijo a MailOnline Travel que tiene una lista esencial de cosas que le permiten disfrutar de la vida de forma aislada. Un consejo que, en tiempos de cuarentena obligatoria y más allá de la variante en cuanto al destino, bien vale la pena
Glasheen puso en primer lugar un arsenal de buenos libros y dos maniquíes (Miranda y Phyllis) para compañía mientras se esfuerza por encontrar una «buena dama». Pero lejos de lo que la imaginación popular pensaría, también señaló «conexión a Internet con energía solar».
A la hora de beber, recoge agua de lluvia y la que proviene de una cuenca en las zonas montañosas de la isla. Y reconoce que obtener comida resulta más fácil, ya que «el océano ‘contiene todas las proteínas».
Una red para pescar, unas piedras para encender fuego y un cuchillo de monte son sus artículos indispensables a la hora de pensar cuál será su almuerzo o cena del día. «Es como vivir en Jurassic Park», explica sobre sus hazañas como cazador.
Cocos, almendras de playa ácidas, cerezas, alcaparras nativas y ciruelas wongai también forman parte de su dieta.
Pero ojo que tampoco es que pasó estos 23 años aislados totalmente del mundo, y sólo recurriendo a la naturaleza. Cada año, este isleño prepara su pequeño bote para emprender una suerte de «aventura al mercado» en Cairns.
Allí obtiene para almacenar productos enlatados, además de abastecerse de los tan necesarios artículos para la limpieza personal y del hogar: jabón, detergente, pasta de dientes y papel higiénico.
Ya lejos de aquellos frenéticos tiempos en la bolsa, Glasheen construyó un bar en la isla para entretener a posibles invitados.
Una amplia variedad de licores y vinos forman parte de su oferta. Además, posee un kit personal para la elaboración de cerveza artesanal, una de sus especialidades.
Pero, claro, a su edad hay un elemento que lo ubica al tope de sus prioridades: un par de anteojos. Para el isleño, la lectura guarda una importancia primordial y sostiene que «perder la capacidad de leer sería bastante miserable».
Otras recomendaciones: algunos juegos de mesa tradicionales y esconder una bolsa de monedas de plata. «En ocasiones, es posible que necesite dinero. Las monedas de plata son fáciles de almacenar y probablemente también apreciarán su valor», dice sacando a relucir su esencia de agente de bolsa.
Por otra parte, el exmillonario náufrago destacó la importancia de la compañía cuando se vive en aislamiento o cuarentena, que en ningún caso puede ser reemplazada por la mejor conexión a Internet del mundo.
Por supuesto que los animales cumplen también un papel importante a la hora de los vínculos. Hay numerosos que habitan la isla, y lo acompaña Zeddi, un dingo (una subespecie de lobo propia de Australasia).
Glasheen se anima a aconsejar a quienes quieren dar sus primeros pasos en esta misión de ser independiente y sobrevivir con poco. «Sólo comienza yendo a acampar. Pronto descubrirá lo que realmente necesita frente a lo que cree que necesita. La vida aquí es pacífica, segura y satisfactoria», refleja el Dailymail.
Coronavirus: tristeza y prueba
Sobre la actual crisis derivada de la pandemia del coronavirus, Glasheen la describió como una situación «triste» y una prueba para los líderes mundiales.
«Todos los días es un buen día aquí, pero me siento muy triste y decepcionado por la situación global actual». Y agregó que «era bastante obvio que algo así sucedería en algún momento», cuenta el medio británico.
«En este momento, el mundo está muy expuesto y es una prueba de cuán efectivos son realmente nuestros líderes», concluyó.
Antes de mudarse a la Isla de la Restauración, nombrada por el Capitán William Bligh de Mutiny en la fama de Bounty porque las provisiones que él y su tripulación encontraron en mayo de 1789 restauraron sus espíritus, David Glasheen llevaba una vida en la ciudad de Sydney con su esposa y sus dos hijos.
Era el típico exitoso hombre de negocios de Sídney con una fortuna de 25 millones de euros. Pero de la noche a la mañana, llegó el Martes Negro en 1987, el empresario perdió su riqueza por el crack bursátil y el banco embargó su propiedad.
Como golpe de gracia, su esposa lo terminó dejando. Y se mudó a la isla con su entonces pareja Denise, pero después de que ella dio a luz a su hijo, decidió mudarse, diciendo que la vida en la isla no era segura para un bebé recién nacido.
Glasheen había visitado por primera vez la Isla de la Restauración con un antiguo socio comercial a principios de la década de 1990 y dice que fue «amor a primera vista».
En su libro The Millionaire Castaway:, este excéntrico náufrago escribe: «Había afirmado mi compromiso de encontrar una forma de vida diferente: una más allá del círculo vicioso de presión para ganar suficiente dinero para un estilo de vida por el cual otras personas miden su valor y éxito».