Hombre gastó millonaria suma en fiesta sexual y su esposa dice que lo estafaron
Indignada, la esposa del hombre que pagó más de 6.000 dólares australianos en una fiesta sexual protestó en el burdel y aseguró que su pareja fue robada. ‘Si está enfadada por el dinero, que lo discuta con él, no con nosotros’, dijo la dueña del lugar.
Una mujer amenaza con protestar frente a un lugar donde su marido estuvo haciendo una fiesta sexual y donde se gastó unos6.000 dólares australianos durante siete horas. Ella piensa que a su esposo lo estafaron.
Se dice que los trabajadores del sitio quedaron “agotados”, debido a las demandas del hombre, que pagó primero en efectivo, pero finalmente utilizó sus cuentas bancarias y sus tarjetas de crédito para cancelar el servicio de la fiesta sexual en la que estaba participando.
De acuerdo con Gold Coast Bulletin, el sitio donde se realizó la costosa celebración fue el burdel Pentagon Grand, en Gold Coast, Australia.
Suzanne Pfeirer, propietaria del lugar, dijo que el hombre pagó en efectivo durante la primera hora, pero que «quería más acción, fetiche y fantasía», por lo que tuvo que acudir a sus tarjetas de crédito, hasta que una transacción falló. La mujer afirma que el sujeto le dijo a su esposa que estuvo borracho y drogado en ese momento y no recordaba nada de lo que había ocurrido.
Sin embargo, la dueña del burdel aseguró que este hombre estaba lo suficientemente cuerdo como para negociar descuentos con las trabajadoras sexuales que laboran con ella. Pfeirer está de acuerdo con la protesta que desea hacer la furiosa esposa, siempre y cuando no impida la entrada de clientes.
La dueña del burdel, en conversaciones para Gold Coast Bulletin, manifestó lo siguiente: «El servicio terminó porque las chicas ya no podían más y querían acabar con la fiesta sexual».
Sobre las quejas de la esposa del hombre, dijo: «Eso no es culpa nuestra. Somos un negocio legal y ofrecemos un servicio legal con un cobro legal. Él sabía lo que hacía, solo que lo descubrieron. Si la mujer está molesta por los 6.000 dólares australianos, que se los reclame al marido, no a nosotros».