El caso de las «gemelas silenciosas» que juraron hablar solo entre ellas hasta que una muriera
June y Jennifer nacieron con 10 minutos de diferencia, la dura vida las llevó a hacerse una promesa: solo hablar entre ellas, también ocultaron sus crímenes
Dos gemelas idénticas hicieron un pacto entre ellas mismas en el cual juraron solo comunicarse entre ellas debido al racismo en Reino Unido.
El racismo de la sociedad inglesa las motivó a hacer este pacto, las hermanas nacieron en abril de 1963, June y Jennifer Gibbons, dos hermanas idénticas nacieron con tan solo 10 minutos de diferencia.
Las gemelas nacieron en la isla de Barbados y emigraron desde muy pequeñas al Reino Unido, por el anhelo de sus padres que buscaron una mejor vida.
Pero en realidad, desde ese entonces las hermanas vivieron una odisea en la que no podían estar separadas, pero tampoco disfrutaban juntas y solo la muerte de alguna se presentaba como la única forma de salvación.
Las gemelas no recibieron bueno tratos, ya que al ser dos migrantes negras provenientes de un territorio colonial, fueron rechazadas por varios sectores de la sociedad y desde muy temprano comenzaron a sufrir discriminación por parte de otros niños.
El rechazo fue excesivo que profundizó una particularidad de su padre, Aubrey Gibbons destacaba con el miedo de que las niñas no hablaban.
De acuerdo con una de las gemelas, June Gibbons a Hilton Als, una periodista de la revista The New Yorker, las fuertes burlas habrían llevado a que las hermanas establecieron un pacto de supervivencia.
«La gente nos insultaba porque éramos las únicas niñas negras de la escuela», dijo June.
Agregó que pactaron que no iban a hablar con nadie más y dejaron de hablar con todo el mundo, solo conversaban entre ellas dos en su cuarto.
Sus padres comenzaron a preocuparse y las empezaron a llevar a consultas con varios médicos que trataran sus «aparentes problemas de habla», pero nada funcionó.
Incluso llegaron a separarlas para ver si se desenvolvían en forma independiente, pero tampoco sirvió.
El pacto de las gemelas trascendió cualquier terapia de lenguaje y como dijo June refiriéndose a su hermana Jennifer, en el documental «Silent Twins», de la cadena británica «BBC», su idea era que «un día, ella se despertaría y sería yo, y un día yo me despertaría y sería ella».
En el silencio de la gemelas, incluso no hablaban con sus mismos padres. Pero encontraron su escape en la escritura.
A los 18 años, ya habían construido al menos tres novelas. Pero, más allá de la literatura de ficción, su mayor logro fue que cada una llevó en un diario los registros de sus pensamientos más íntimos.
La escritura será el desahogo esencial para los cientos de emociones encontradas que encubría su silencio.
«Detesto la comida que destruye mi alma, mi rostro y mi cuerpo», apunto June después del rechazo de un joven por el que se sentía atraída.
Llegó un momento que las jóvenes gemelas comenzaron a cometer ciertos actos ilícitos.
Las hermanas jugaban entre los límites legales, una noche fueron capturadas cuando estaban a punto de prenderle fuego a una escuela local.
La policía revisó sus diarios y descubrió que lo visto era tan solo un ejemplo de las decenas de crímenes que habían cometido en los últimos meses.
«Toda esta semana ha querido incendiar la tienda de tractores en Snowdrop Lane. Lo quemé hoy, con la ayuda de Jennifer, por supuesto. Fue la noche más grande de mi vida», se leía en las páginas de June de días atrás.
Las gemelas fueron enviadas a un centro de detención luego de comprobarse sus delitos.
A partir de ahí, su compañía dejó de representar complicidad y de repente, encarnó el martirio.
«¿Cómo puedo deshacerme de mi propia sombra?¿Imposible o no imposible?¿Sin mi sombra moriría?¿Sin mi sombra ganaría la vida?, se preguntaba June.
Las hermanas vivían en una paradoja ya que no podían vivir separadas, pero juntas tampoco. Eran una sola y a la vez ninguna.
Las gemelas fueron evaluadas por psiquiatras mientras estaban recluidas, William Spry fue el encargado de emitir el diagnóstico definitivo: Personalidad psicótica.
Ambas fueron juzgadas por más de 16 delitos, entre los que sobresalían el robo y el incendio premeditado, las gemelas fueron enviadas al Hospital Psiquiátrico de Broadmoor, el centro médico de alta seguridad más antiguo de Inglaterra.
Pocos días después de haber llegado, las gemelas tuvieron complicaciones con el personal de salud dado su difícil comportamiento.
Las gemelas permanecieron 12 años en ese lugar y durante ese tiempo despertó el interés de distintos periodistas.
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En especial de Marjorie Wallace, reportera de The Sunday Times, quien sería la encargada de escribir la biografía de las hermanas Gibbson bajo el título «Las gemelas que no hablaban».
La reportera fue testigo permanente de las vivencias de las gemelas Gibbson, incluso de su secreto más íntimo.
«Marjorie, me voy a morir. Lo hemos decidido», le comentó Jennifer a escasas horas de que fueran trasladadas a un centro mental de menor seguridad.
«Si una moría, la otra debía empezar a hablar y llevar una vida normal», era el lazo que habían estrechado las gemelas.
«Estábamos cansadas de la guerra. Había sido una batalla larga, alguien tenía que romper ese círculo vicioso», fueron palabras de June, de acuerdo con un artículo de The Guardian.
El 9 de marzo de 1993, las gemelas fueron trasladadas a la Clínica Caswell y con escasas horas fuera de Broadmoor, Jennifer sufrió un infarto que terminó con su vida.
Y a pesar de las sospechas, de acuerdo con el informe de patología nunca demostró evidencia de alguna conducta auto infligida hubiese precipitado su muerte.
Desde entonces la otra gemela, June, ha estado viviendo una «dulce liberación».
Jennifer fue enterrada y June cumplió su promesa de hacer una vida normal. Hoy habla con la gente y se relaciona con la comunidad y en el año 2000 fue dada de alta de sus desordenes psiquiátricos.
Todos los martes June visita la tumba de Jennifer y en su tumba dice: «Una vez fuimos dos, nosotras dos hicimos una, no somos más dos, una a través de la vida. Descansa en paz».
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