Animal microscópico volvió a la vida tras pasar 24.000 años bajo el hielo de Siberia
Según expertos, sigue siendo un misterio la prolongada vida del el rotífero bdeloideo.
Un animal microscópico denominado ‘rotífero bdeloideo’ volvió a la vida después de estar congelado durante 24.000 años en el permafrost siberiano y, posteriormente, logró clones de sí mismo, según el equipo de científicos rusos que realizó su hallazgo.
Stas Malavin, coautor de un artículo en la revista ‘Current Biology’ sobre el descubrimiento, dijo que este plantea preguntas intrigantes sobre los mecanismos utilizó el animal multicelular para soportar su largo descanso.
«Nuestro reporte es la prueba más dura a día de hoy de que los animales multicelulares podrían soportar decenas de miles de años en criptobiosis, el estado de metabolismo casi completamente detenido», dijo Malavin, del Instituto de Problemas Fisicoquímicos y Biológicos en Ciencias del Suelo, ubicado en Pushchino, Rusia.
En 2021 el grupo de científicos usó una plataforma de perforación para recolectar muestras del núcleo del río Alazeya en el ártico ruso y luego utilizó la datación por radiocarbono para determinar que la edad del espécimen estaba entre 23.960 y 24.485 años.
De hecho, mencionaron que ya habían identificado previamente microbios unicelulares capaces de realizar hazañas similares.
Otro caso: volvió a la vida 30.000 años después
Según reportó la agencia ‘AFP’, en términos de organismos multicelulares, ha habido un reporte de un gusano nematodo de 30.000 años que volvió a la vida, y los musgos y algunas plantas también se han regenerado después de muchos miles de años atrapados en el hielo.
Los rotíferos ahora se pueden agregar a la lista de organismos que pueden sobrevivir al parecer indefinidamente, de acuerdo con Malavin.
El experto explicó que una vez descongelado, el animal pudo reproducirse asexualmente mediante un proceso llamado partenogénesis.
Los rotíferos miden alrededor de medio milímetro de largo y generalmente viven en ambientes de agua dulce.
Su nombre se deriva del latín para «portador de rueda», que hace alusión a la corona alrededor de su boca, que parece una rueda giratoria. La usan para moverse y alimentarse.
«Podemos usar este organismo como modelo para estudiar la supervivencia por congelación y la supervivencia por secado en este grupo, y comparar este grupo con otros animales duros como tardígrados, nematodos, etc.», agregó Malavin.