Úteros artificiales ¿El futuro de la reproducción?
La idea de los úteros artificiales, alguna vez un concepto propio de la ciencia ficción, está empezando a tomar forma en el mundo real. Esta tecnología emergente, aunque aún en sus primeras fases, tiene el potencial de revolucionar la atención neonatal y la salud reproductiva, en particular para los bebés prematuros. Sin embargo, las implicaciones de este avance no se limitan únicamente a la medicina, sino que también abren interrogantes éticos, políticos y sociales sobre el futuro de la reproducción.
El desarrollo de úteros artificiales
Uno de los desarrollos más esperanzadores en el campo de los úteros artificiales ha sido el trabajo de diversas instituciones que buscan mejorar las tasas de supervivencia de los bebés prematuros, aquellos que nacen antes de las 24 semanas de gestación. Sin embargo, como señala el investigador principal de un proyecto de útero artificial en la Fundación de Investigación de Mujeres y Bebés de Australia, Matt Kemp, uno de los grandes desafíos radica en la falta de estudios adecuados con animales de peso comparable al de los neonatos más pequeños.
Kemp destaca que experimentos con corderos extremadamente prematuros (con un peso promedio inferior a 650g) en úteros artificiales han resultado en casos de insuficiencia cardíaca repetida y muerte, lo que sugiere serios obstáculos a superar antes de pensar en ensayos humanos.
En los Países Bajos, el proyecto colaborativo Perinatal Life Support ha optado por evitar, al menos por ahora, los estudios con animales, sustituyéndolos por modelos computacionales y “bebés” de silicona equipados con sensores y extremidades móviles. Si bien esta metodología parece más ética, está por verse cómo los reguladores valorarán los datos generados de estos experimentos.
Otra cuestión que Kemp destaca es que ninguna de las investigaciones actuales está tratando de replicar las señales inmunológicas y hormonales que el feto recibe de su madre en el útero. Esto se debe a que estos procesos son demasiado complejos y aún están mal comprendidos, lo que ha llevado a algunos a preferir el término «placenta artificial» en lugar de «útero artificial,» reconociendo que los dispositivos actuales solo proporcionan funciones de soporte vital mecánico y no recrean el entorno químico del útero natural.
Los candidatos ideales y dilemas éticos
Uno de los mayores dilemas que enfrenta la tecnología de úteros artificiales es decidir qué bebés prematuros serían los candidatos ideales para recibir este tipo de tratamiento experimental. Los neonatos nacidos después de las 24 semanas de gestación tienen una mayor probabilidad de sobrevivir con los cuidados convencionales, lo que hace poco ético utilizar un enfoque experimental en casos con buenas expectativas. Por otro lado, los bebés más prematuros suelen ser los más enfermos, con complicaciones derivadas de infecciones o inflamaciones, lo que reduce sus posibilidades de sobrevivir a las exigencias fisiológicas de un sistema de soporte vital como el ECMO.
Además, los resultados varían significativamente entre hospitales en los Estados Unidos, donde algunos centros de élite logran tasas de supervivencia mucho mayores para bebés de 22 semanas en comparación con la media nacional. Incluso, en ocasiones, han logrado mantener con vida a bebés nacidos con apenas 21 semanas de gestación, lo que complica la creación de directrices generales sobre cuándo es apropiado recurrir a un útero artificial.
Colossal Biosciences y la ambición de la extinción inversa
Mientras tanto, la compañía biotecnológica Colossal Biosciences, famosa por su ambicioso proyecto de “de-extinción” del mamut lanudo, está trabajando en una versión más avanzada de los úteros artificiales con el objetivo de crear un “sistema completo de ectogénesis”.
Este sistema no solo sería capaz de gestar animales extintos, sino que podría aplicarse en la conservación de especies en peligro de extinción, como el rinoceronte blanco del norte. Según su cofundador, Ben Lamm, si logran crecer en un laboratorio a 50 rinocerontes genéticamente diversos, esto podría cambiar para siempre la conservación de especies.
El desarrollo de tal tecnología podría, eventualmente, abrir puertas para su aplicación en humanos, expandiendo las opciones reproductivas para personas que no pueden tener hijos biológicos. La combinación de esta tecnología con otros avances en reproducción, como la clonación o la gametogénesis artificial, podría hacer posible el nacimiento de seres humanos completamente fuera de un útero materno.
El futuro de la reproducción
El desarrollo de los úteros artificiales, si se logra, no solo podría extender las ventanas de fertilidad y permitir que más personas se conviertan en padres, sino que también podría transformar profundamente el papel de la mujer en la sociedad. Algunos bioeticistas ya están discutiendo las posibles consecuencias de esta tecnología, sugiriendo que podría liberar a las mujeres de las cargas fisiológicas de la reproducción, o, en el peor de los casos, reducir su valor en una sociedad que podría ver la gestación como un proceso obsoleto.
A medida que avanzan los estudios en esta área, surgen muchas preguntas: ¿Qué significaría para una persona saber que fue concebida y nacida en úteros artificiales? ¿Podrían los úteros artificiales ayudar a liberar a las mujeres o simplemente generar nuevas formas de explotación biotecnológica? Y, más alarmante aún, ¿podría esta tecnología ser usada con fines siniestros, como la creación masiva de seres humanos modificados genéticamente para ser utilizados como soldados o esclavos?
Hace décadas, la fertilización in vitro (FIV) generó un pánico moral similar, con personas temiendo que «se desataría el infierno» y que se crearían fábricas de fetos en tubos de ensayo. Esos miedos nunca se materializaron, y hoy la FIV es una tecnología aceptada que ha traído felicidad a millones. Quizás el mismo destino aguarde a los úteros artificiales.
Sin embargo, queda claro que el camino hacia la ectogénesis completa sigue lleno de desafíos, tanto técnicos como éticos. Lo que parece seguro es que, si el desarrollo de esta tecnología continúa avanzando, la reproducción humana podría cambiar de manera drástica más pronto de lo que pensamos. Quizás en unos años veamos clínicas repletas de úteros artificiales como en Matrix.
*Con información de Cerebro Digital.
Referencias:
Nature/The EXTEND system for extrauterine support of extremely premature neonates: opportunity and caution. Link.
NIH/Survival of infants born at periviable gestation: The US national database. Link.
Lisa Mandemaker/Artificial Womb. Link.