Sarah Gilbert: la científica que lidera las investigaciones de la vacuna contra el coronavirus
La profesora de la Universidad de Oxford, especialista en crear antídotos contra el Ébola y Zika, lleva una ligera ventaja en la búsqueda de la vacuna contra la COVID-19.
La vacunóloga británica Sarah Gilbert y su equipo de la Universidad de Oxford saltaron hacia la línea de meta, dejando atrás a otros contendientes, en la carrera por encontrar la vacuna para el nuevo coronavirus.
Sus hijos formaron parte de uno de sus ensayos y su nombre suena en todo el mundo, ya que la investigación que lidera, en conjunto con la farmacéutica AstraZeneca, mostró los primeros signos de una respuesta inmune y la generación de anticuerpos contra la COVID-19.
¿Quién es Sarah Gilbert?
Sarah Gilbert proviene de una familia de músicos, cuando era niña tocaba el oboe para la orquesta de la escuela, lugar donde llegó a amar las ciencias biológicas. Por ello, se mudó a la Universidad de Anglia del Este para completar su licenciatura en el tema. Luego obtuvo su doctorado de la Universidad Hull.
Inicialmente no siguió una carrera académica y prefirió trabajar para el Biocentro de Leicester, durante los dos primeros años de su vida profesional. Luego se mudó a la compañía de biotecnología Delta, donde aprendió sobre la fabricación de medicamentos.
En 1994, se unió al Instituto Jenner, de la Universidad de Oxford, que estudiaba la enfermedad de la Malaria, desarrollando una vacuna universal contra la gripe.
Cuatro años después de trabajar allí se convirtió en madre de trillizos. Esta situación le costaba mucho dinero, por lo que su esposo tuvo que dejar su carrera para cuidar a sus hijos.
“Cuando tuve los hijos en 1998, solo tenía derecho a 18 semanas de licencia de maternidad remunerada, lo cual fue difícil cuando tuve que cuidar a tres bebés prematuros”, agregó. Como madre trabajadora, disfrutaba de los horarios flexibles, pero tuvo que sacrificar su tiempo con la familia.
Además formó parte del equipo que creó una cura contra el Síndrome Respiratorio de Medio Oriente (MERS), Ébola y la influenza tipo A.
La vacuna contra la COVID-19
La vacuna contra el coronavirus se ha convertido en el mayor reto de su vida, debido a que los plazos son extremadamente ajustados a medida que la pandemia se expande en el mundo y continúa cobrando miles de vidas cada día.
Desde hace cuatro meses lidera a un equipo de científicos de casi 250 personas, creando una vacuna que generalmente llevaría años fabricar. Su rutina inicia a las 4 de la mañana trabajando durante largas horas para hacer realidad la cura contra el mortífero virus.
Ella confía en que podría hacerlo. A principios de julio, cuando un grupo de parlamentarios británicos le preguntó si habría una cura antes del invierno, ella respondió: “Espero que podamos mejorar esos plazos y acudir a su rescate”.
El antídoto que Gilbert está preparando utiliza adenovirus de chimpancé (un virus del resfriado común) junto con el material genético del pico de proteína del virus SARS-CoV-2, lo que induciría al sistema inmunitario a combatir el microfito.
La mayor parte de su conocimiento preliminar y su ventaja en la investigación de la COVID-19 se respalda en su investigación de MERS, por la cual fue a Arabia Saudita en 2015.
Inicialmente tuvo dificultades para obtener fondos para los ensayos, pero pronto llegó ayuda de diferentes sectores: Bill Gates le donó 750 millones de dólares, otros 300 millones fueron otorgados otras entidades de Estados Unidos. Asimismo, recibió una subvención de 2,2 millones de libras del gobierno del Reino Unido.
A pesar de su merecido ascenso a la fama, Sarah Gilbert no hace afirmaciones de que no pueda estar a la altura. En una entrevista con la BBC manifestó que “las perspectivas de la vacuna son muy buenas, pero claramente no es del todo cierto”.
Las mujeres en la ciencia
En los últimos meses, distintos estudios revelan que las mujeres investigadoras se han visto afectadas por esta pandemia, ya que están sobrecargadas por las tareas domésticas y las responsabilidades primarias de cuidado, su producción laboral se ve agravada, debido a la falta de tiempo y atención.
De hecho, preocupa que menos del 30 % de los investigadores del mundo sean mujeres. En tal situación, Gilbert no es solo un rayo de esperanza para la comunidad médica, sino también una inspiración para las investigadoras en todo el mundo.