¿Hamburguesa de hongos? Esta sería la comida del futuro
La ingeniería genética está transformando el panorama alimentario con una alternativa prometedora. Los hongos modificados podrían ser fuente de proteínas saludables y sostenibles.
En el ámbito de la alimentación, los avances en ingeniería genética están abriendo un horizonte lleno de posibilidades, especialmente para aquellos que buscan opciones alimenticias sin crueldad animal y con un menor impacto ambiental. Dentro de este campo, la modificación genética de hongos se presenta como una de las áreas más prometedoras.
El chef y bioingeniero Vayu Hill-Maini, del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, lidera esta investigación, centrándose en aprovechar las capacidades naturales de los hongos sin necesidad de introducir genes de otras especies.
Utilizando la tecnología CRISPR-Cas9, Hill-Maini y su equipo han modificado el genoma de hongos como el Aspergillus oryzae, conocido como moho koji, utilizado tradicionalmente en la fermentación de alimentos en Asia.
Uno de los principales objetivos de estas modificaciones es aumentar la producción de compuestos beneficiosos para la salud, como el hemo y la ergotioneína.
El hemo, responsable del color y sabor característicos de la carne, puede ser producido sintéticamente a partir de plantas, como se ha demostrado en productos como Impossible Burger.
Por otro lado, la ergotioneína, un antioxidante exclusivo de los hongos, se ha asociado con beneficios para la salud cardiovascular.
Los resultados de estas modificaciones son sorprendentes. Los hongos, que antes eran blancos, adquieren tonalidades rojizas y se convierten en una opción atractiva para reemplazar la carne en platos como hamburguesas.
Hill-Maini también está investigando formas de ajustar los genes para mejorar la textura de los hongos, lo que podría hacer que la experiencia culinaria sea aún más similar a la carne.
El impacto de esta investigación ya se está sintiendo en el ámbito culinario, con restaurantes de alta cocina como Alchemist en Dinamarca incorporando platos elaborados con hongos modificados genéticamente en sus menús.
Estos avances también abren la puerta a un nuevo enfoque en la producción de alimentos, con los hongos como una fuente rica en proteínas que puede cultivarse fácilmente y con un menor impacto ambiental que otras alternativas.
El trabajo de Hill-Maini y su equipo marca solo el comienzo de un camino emocionante hacia la biofabricación de alimentos y otras sustancias útiles.
Este campo emergente promete revolucionar la forma en que producimos y consumimos recursos, ofreciendo soluciones sostenibles y eficientes para los desafíos alimentarios y ambientales que enfrentamos en la actualidad.