Estudio asegura que usar un misil para destruir un asteroide peligroso sí es posible
Un grupo de científicos confían en que las tecnologías creadas hasta la fecha pueden destruir cualquier amenaza que se dirija a la Tierra.
En 1998 se estrenó una de las películas espaciales con mayor recaudación en el público mundial: Armaggedon. La trama de esta cinta, en pocas palabras, se basa en una misión espacial con la que se busca instalar un dispositivo explosivo en la superficie de un asteroide que amenaza con destruir la Tierra. Aunque la estrategia fue exitosa, el final no fue el mejor para el personaje de Bruce Willis quien tuvo que sacrificarse para salvar a todo el planeta.
Sin embargo, aunque en 1998 esta historia no era más que una buena película de ciencia ficción, tal parece que 23 años después la realidad podría superar a la imaginación según lo detalla un estudio publicado en la Revista Science Direct.
Desde hace varias décadas, la NASA y un conjunto pequeño de agencias espaciales en todo el mundo han alertado a la raza humana de posibles amenazas interestelares que podrían acabar con la Tierra en un futuro. Aunque en la mayoría de los casos los astros detectados no representan un mayor peligro para el planeta, los científicos han estado trabajando en varias opciones de defensa que aseguren poder disipar el temor alrededor de este tipo de rocas espaciales y un posible impacto con el planeta.
Una de estas propuestas es la destrucción del asteroide o meteorito que pueda estar amenazando la vida sobre la Tierra, y aunque hace algunos años parecía una situación utópica nuevos estudios han demostrado que con los cálculos correctos y el misil adecuado esta podría ser una idea que pase de ser un mero pensamiento cinematográfico a una verdadera “arma” espacial.
Así lo ha explicado el físico de la Universidad John Hopkins en Maryland, Patrick King, quien asegura que con una disrupción (término científico acuñado para nombrar el bombardeo a un cuerpo espacial) se puede volar un asteroide sin sufrir daños colaterales tras la explosión.
“El gran problema de la disrupción de un meteorito es que necesitas un modelo que calcule las órbitas de todos los fragmentos (…) Sin embargo, necesitamos hacer esos cálculos y valorar el reto si queremos considerar la disrupción como una posible estrategia”, explicó King.
Cabe recordar que en caso de no calcular de forma certera el impacto de un misil contra el asteroide, en el peor de los casos se desataría un pequeño apocalipsis en el que los destrozos del astro empezarían a caer como una lluvia de fuego sobre diversas zonas de la Tierra. Por esto es importante analizar todas las aristas de una hipotética amenaza contra el planeta con el fin de, primero desfragmentar lo más que se pueda el asteroide, y segundo, lograr que las pequeñas partes cambien su rumbo de forma definitiva.
“Desviar cuerpos pequeños peligrosos en trayectorias de impacto con la Tierra puede, en algunas circunstancias, ser imposible sin arriesgarse a interrumpirlos. La disrupción es un escenario de defensa planetaria mucho más difícil de evaluar, ya que está vinculado tanto a la respuesta del cuerpo a la carga de choque como a la dinámica gravitacional mucho más complicada de los fragmentos en el sistema solar en relación con los escenarios de deflexión pura”, indica el abstracto de la investigación publicada en Science Direct.
No obstante, con todo el riesgo que conlleva un proceso de disrupción, los científicos confían en que las tecnologías creadas hasta la fecha pueden no solo destruir cualquier amenaza que se dirija a la Tierra, sino también preparar la defensa en un lapso de seis meses, o en el peor de los casos, en menos de una semana.
Además, King y su equipo prometen que en caso de que el choque del misil nuclear con el asteroide sea exitoso y se cumplan con los cálculos obtenidos previamente, el impacto reduciría la masa del objeto a solo 1 % de su totalidad.