Aseguran que profundidades de la Antártida suenan como «naves espaciales»
Por medio de un aparato que detecta las ondas sonoras bajo el agua, una científica colombiana estudia y entiende los patrones de comportamiento de los mamíferos marinos en la Antártida.
La científica colombiana Andrea Bonilla, mientras lidera una expedición a la Antártida, revela la fascinante diversidad de sonidos que emergen de las profundidades de este continente helado, proporcionando una valiosa ventana para estudiar su vida marina.
Armada con un hidrófono cubierto de titanio y amarrado a una boya, Bonilla sumerge el dispositivo en el vasto océano rodeado de majestuosos icebergs en las Islas Shetland del Sur, parte del archipiélago antártico.
Este hidrófono, capaz de captar ondas sonoras bajo el agua, permitirá a Bonilla analizar los patrones de comportamiento y movimientos de los mamíferos marinos durante el crudo invierno austral, una temporada en la que la Antártida se vuelve casi inhóspita.
Para Bonilla, este dispositivo es una suerte de «cámara trampa» acústica que revela los sonidos «impresionantes» emitidos por especies marinas, comparables a las naves espaciales de la saga Star Wars. Esta experiencia auditiva es, según ella, un privilegio reservado para pocos.
A bordo del buque «ARC Simón Bolívar» de la Armada colombiana, Bonilla, junto con otros científicos de la X Expedición Antártica de Colombia, tiene la tarea de recoger hidrófonos colocados el año pasado por una misión turca y de desplegar nuevos dispositivos para ampliar la investigación.
El sonido desempeña un papel crucial en el medio marino, señala Bonilla, ya que el ruido y las alteraciones auditivas pueden afectar la comunicación y el comportamiento natural de las especies marinas.
Guiados por coordenadas precisas, el equipo de científicos sigue el rastro de la boya dejada por Bonilla hace un año y ejecuta con éxito la compleja operación de recuperación del hidrófono sumergido a 500 metros de profundidad.
Una vez en tierra firme, Bonilla analizará un año de grabaciones recopiladas, un valioso conjunto de datos que contribuirá no solo al estudio de la vida marina, sino también a investigaciones geofísicas.
Esta investigación no solo persigue fines científicos inmediatos, sino que también busca respaldar la propuesta de Chile y Argentina para convertir la Península Antártica en un área marina protegida, una iniciativa que podría beneficiar la conservación de este frágil ecosistema.