Los asintomáticos con coronavirus siguen siendo el gran dilema para los científicos
Los portadores asintomáticos siguen siendo el gran dilema para los científicos.
Uno de los grandes misterios del nuevo coronavirus es la velocidad con que se esparció por el mundo. Surgió en el centro de China y en tres meses estaba en todos los continentes, con excepción de la Antártida, y había alterado las vidas de millones de personas. La acelerada propagación vino acompañada de un fenómeno que tomó a los científicos desprevenidos, desconcertó a las autoridades del campo de la salud y socavó los esfuerzos iniciales por contenerlo: El virus podía ser propagado por personas aparentemente saludables.
En momentos en que la gente vuelve a sus trabajos, los chicos a sus escuelas y las personas desesperadas por regresar a la normalidad visitan centros comerciales y restaurantes, la ciencia tiene una advertencia alarmante: Si el mal puede ser transmitido por gente que parece sana, podría ser imposible contenerlo.
«Puede matarte y un 40% de las personas ni siquiera sabe que lo tiene», dijo el doctor Eric Topol, director del Scripps Research Translational Institute.
Los investigadores comprobaron que el virus puede ser transmitido silenciosamente por portadores asintomáticos o presintomáticos. Lo que todavía no se sabe es qué papel desempeñan los portadores asintomáticos en la propagación del virus.
Lo más desconcertante de todo es que haya personas que portan un virus mortal sin siquiera darse cuenta. Los científicos calculan que cuatro de cada diez personas infectadas jamás muestran síntomas.
El virus, por otra parte, actúa muy rápido y cualquier demora en su detección puede resultar fatal.
Los científicos observan con preocupación la reapertura de las sociedades y se preguntan qué impacto pueden tener los portadores asintomáticos, que hacen vidas normales y entran en contactos con otros.
Ya en enero hubo indicios de que podía haber portadores sin síntomas. Pero muchos científicos no estaban muy convencidos. Se difundió inicialmente la idea de que, igual que con otros virus, solo las personas con síntomas como tos y fiebre, podían ser portadoras.
«Pensamos que esto era como el SARS: un largo período de incubación durante el cual no podía haber transmisión», dijo Lauren Ancel Meyers, modelador de enfermedades de la Universidad de Texas de Austin.
Pero a puertas cerradas científicos como Meyers compartían sus hallazgos con las autoridades sanitarias. Al estudiar las estadísticas de los chinos, Meyers y su equipo encontraron más de 50 casos entre el 21 de enero y el 8 de febrero en los que el portador del virus no exhibió síntomas hasta después de haber contagiado a un familiar.
«Cuando vimos esta información, nos dijimos, `no, esto no puede ser cierto»’, declaró Meyers. «Fue aterrador».
Rebecca Frasure, quien se contagió el virus en un crucero de Diamond Princess, tuvo que ser aislada en Japón a fines de febrero. Se sintió frustrada al ser hospitalizada a pesar de que no tenía síntomas. «Estaba perfectamente bien, excepto por este virus que tenía en mi cuerpo», dijo Frasure.
Sin pruebas generalizadas y frecuentes, es imposible saber cuántas personas sin síntomas pueden portar el virus. El caso del Diamond Princess, que estuvo anclado en el puerto de Yokohama mientras se propagaba el virus a bordo, generó gran interés en los científicos.
Un modelo matemático creado por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres que procura determinar cuántas personas infectadas sin síntomas no son detectadas indicó que tres cuartos de los contagiados en el Princess eran asintomáticos.
En el estado de Washington surgieron conclusiones parecidas cuando un equipo encabezado por el doctor Jeff Duchin estudió lo sucedido en la residencia de ancianos Life Care, donde hubo un gran foco de contagios, y comprobó que el personal estaba contagiando a los ancianos. Creen que algunos empleados contagiados siguieron trabajando hasta que aparecieron los síntomas. En marzo, más de la mitad de los residentes de otro hogar de ancianos que dieron positivo no tenían síntomas.
«Va a ser muy difícil controlar este virus» si hay tantos portadores asintomáticos, dijo Duchin.
El virus penetra por la boca y la nariz. Una vez adentro, empieza a reproducirse, burlando las defensas inmunológicas del cuerpo, a menudo sin que haya síntomas, por lo menos al principio. Los científicos creen que en esos primeros días es posible contagiar a otro al hablar, respirar o tocar alguna superficie.
En los casos realmente asintomáticos, el sistema inmunológico gana la batalla sin que la persona se sienta jamás enferma.
Investigadores chinos publicaron un artículo según el cual los pacientes son más contagiosos en los dos o tres días previos a la aparición de síntomas. Hoy los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos estiman que un 40% de las transmisiones se producen antes de que la personas se sienta enferma.